Castelao en Rosario en 1946

Asombrosa Galicia (V) Castelao, un Gallego Ilustre en el mundo…

La serie "Asombrosa Galicia" presenta, desde la mirada de Isabel Stanganelli, espacios, historias y otros elementos que no dejarán de causar asombro. En torno a las conexiones de Galicia con el resto del mundo...
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Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, figura clave en la preservación y promoción de la identidad gallega y su patrimonio cultural, nació el 30 de enero de 1886 en Rianxo, Galicia.

Destacado escritor, ilustrador, pintor y político, fue miembro de la Izquierda Republicana de Galicia, se desempeñó como diputado en las Cortes españolas durante la Segunda República y continuó sus actividades políticas en 1940 desde el exilio en Buenos Aires1 tras la Guerra Civil Española (1936-1939) y el posterior régimen franquista. Desde allí continuó defendiendo la cultura y los derechos de los gallegos y luchando por el logro de la autonomía gallega hasta su muerte, acaecida el 7 de enero de 1950.

Al haber sido emigrante y también exiliado, sus vivencias biográficas impregnaron decisivamente su percepción y su sensibilidad frente a esas cuestiones. Muchas de sus temáticas y opiniones sobre la emigración se vincularon a sus propias vivencias. Sus padres se trasladaron con él a Argentina donde vivió aproximadamente entre 1896 y 1900. Allí aprendió castellano al cursar la escuela primaria aunque vivía en una comunidad cerrada gallegófona.

A su retorno a España, a diferencia de otros pensadores e intelectuales gallegos no hizo uso de la caricatura del emigrante retornado de éxito -como su propio padre-, que accedió en dos oportunidades a la alcadía de Rianxo.

Si acompañamos a Castelao en la última década de su vida, transcurrida en Buenos Aires, observamos su dilema entre su posicionamiento como artista o como político que él mismo señaló como facetas inseparables de su actividad. En lo tocante a la primera, hay que constatar que en estos años su producción pictórica tuvo menos importancia -Castelao estaba prácticamente ciego cuando llegó a la Argentina- y abandonó la pintura hacia 1945 tras producir su gran óleo “A derradeira lección do mestre, expuesta en forma permanente en el Centro Galicia de Buenos Aires.

En el ámbito de la escritura ya es imposible separar el intelectual del político. Su obra escrita puede clasificarse en artículos y ensayos breves publicados en “A nosa terra, publicación de la Irmandade Galega de Buenos Aires y que él dirigió durante los años 1942 a 1948. Aparecieron escritos suyos en otras publicaciones como Galeuzca (en Buenos Aires en 1945-46). La actividad oratoria de Castelao tambiénfue muy intensa, tanto como textos de conferencias e intervenciones orales como con capítulos en “Sempre en Galicia”, libro que apareció en 1944 editado por el Centro Ourensano de Buenos Aires bajo el sello As Burgas.

El análisis de la actuación política de Castelao incluyó la reconstrucción del Partido Galeguista, que abarcó a la emigración previa a 1936 y a la del exilio posterior a esta fecha en distintos lugares de América y las relaciones con la resistencia galleguista clandestina en el interior. Castelao mantuvo una correspondencia intensa con los galleguistas de la resistencia interior y con los del exilio, como con Xohán López Durá, delegado del Consejo de Galicia en México.

La actuación política de Castelao se enfocó en dos grandes objetivos: defender la autonomía de Galicia, conquistada política y jurídicamente en 1936 y fortalecer la conciencia nacional del emigrante mediante la difusión de la cultura gallega. Con este objetivo a finales de 1941 organizó la mencionada Irmandade Galega, más cultural que política, en la que militaba el núcleo más íntimo de sus seguidores y que se orientaba más hacia la colectividad emigrante que hacia los exiliados. Impulsó la creación de Centros provinciales como el Centro Orensano, el Centro Pontevedrés, ambos en 1941 y un año después el Centro Lucense. Hubo enfrentamientos entre estos centros ―controlados por Castelao― unidos a la Irmandade Galega contra la Federación de Sociedades Gallegas que terminaron separándose en 1944-45. Aunque Castelao se cuidó de entrar en polémica abierta con los dirigentes de la Federación, su posición concitó el desacuerdo de amplios sectores del galleguismo porteño. Estas discrepancias fueron voceadas con especial énfasis por Eduardo Blanco Amor, que llegó a dirigir su censura directamente al propio Castelao.

De todos modos la contraposición logró reivindicar una nación negada por la historia al tiempo que legitimaba la personalidad nacional de Galicia en nombre del pueblo y de la cultura.

Castelao forjó política sin dejar en ningún momento de tejer cultura, pero es, sobre todo, una figura que se convirtió en un símbolo nimbado por la aureola del mito.

Como complemento a su prolífica obra no deseo dejar de mencionar que Castelao también propuso una bandera gallega que sustituye los elementos religiosos por otros que consideraba más afines al pueblo gallego: una sirena rubia como tenante heráldico, una estrella roja de cinco puntas y una hoz de oro emplazada en vertical sobre un campo de azur, elementos presentes en escudos representativos de los Mariño y Lobeira de Rianxo. Tuve ocasión de admirar esa bandera con detenimiento, transformada en mosaico, en el restaurante “13”, frente al convento de Santa Clara en San Roque, Santiago de Compostela.

En 1984, los restos de Castelao fueron trasladados desde Buenos Aires a Santiago de Compostela –no sin controversias- y depositados en el Panteón de Galegos Ilustres en el cementerio de Bonaval, junto a los de Rosalía de Castro, Ramón Cabanillas, Francisco Asorey y Alfredo Brañas.

En 2011 la Junta de Galicia declaró su obra como Bien de Interés Cultural inmaterial.

1 Buenos Aires se convirtió en un refugio para muchos republicanos españoles e intelectuales en ese tiempo.

Nota de la autora: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo, no tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente.