Este artigo conta coa colaboración de Isaías Barreñada, co-autor con José Tarbush do libro "Palestina. Dos acordos de Oslo ao apartheid" Madrid Os Libros da Catarata, 2023.
O presidente Bill Clinton, o primeiro ministro Yitzhak Rabin e o presidente Yassser Arafat nun dos actos posteriores a cerimonia de sinatura do Acordo de Paz de Oriente Medio.
Esta imaxe foi fotografada por Robert McNeely.

De los Acuerdos de Oslo al apartheid

Cuando el 13 de septiembre de 1993 se firmó la Declaración de Principios entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina en Washington, más conocida por la denominación de los Acuerdos de Oslo, reinaba un generalizado clima de optimismo en las relaciones internacionales. Las grandes potencias occidentales (en particular, Estados Unidos) interpretaron en clave triunfalista los trascendentales cambios registrados entonces en la escena mundial: conversaciones y acuerdos de desarme entre Washington y Moscú, caída del muro de Berlín y desaparición de la Unión Soviética. En definitiva, el fin de la Guerra Fría concluía con cuatro décadas y media de tensión bipolar y la expansión del sistema capitalista con el refuerzo de su vertiente neoliberal.
Apartados xeográficos Oriente Medio
Palabras chave Guerra Palestina Paz
Idiomas Castelán

Desde esta óptica se interpretó que el fin de la competición bipolar contribuiría muy decisivamente a la resolución de los conflictos regionales persistentes en la política mundial. Este razonamiento partía de una premisa débil, cuando no falsa, al considerar la Guerra Fría como el principal factor causante de dicha conflictividad, al mismo tiempo que pareció ignorar que, en buena parte, estas controversias respondían a causas endógenas o propias que, sin duda, se complejizaron debido a la estructura de poder bipolar del sistema internacional. Un ejemplo evidente fue el proceso de descolonización, inexorablemente bipolarizado pese a que los orígenes de la colonización eran muy anteriores a la confrontación bipolar y no guardaban una relación directa o de causa-efecto con ésta.

Si bien el fin de la Guerra Fría contribuyó a encauzar la resolución de algunos conflictos, no es menos cierto que muchos persistieron debido a sus propias causas y dinámicas, que trascendieron las de la controversia política e ideológica entre los dos grandes bloques mundiales de poder. El que sostenía Israel con los palestinos ilustraba esta tendencia. La expectativa de que el fin de la controversia bipolar ayudaría significativamente a la resolución de conflictos enquistados en la sociedad internacional pasó por alto la naturaleza colonial de este conflicto, de colonialismo de asentamiento tardío, que no logró como en otros casos eliminar al conjunto de la población autóctona ni reducirla a la insignificancia. Pese a la limpieza étnica de Palestina (1947-1948) y la posterior ocupación del resto de su territorio (1967), la presencia palestina en su tierra se ha mantenido como una forma de resistencia hasta el día de hoy, reafirmando su identidad política y nacional en sucesivos ciclos de protesta frente a la ocupación colonial israelí.

Tres décadas después de la firma de los Acuerdos de Oslo, el balance no puede ser más negativo. En contra de las expectativas suscitadas entonces, de ver el fin de la ocupación israelí de los territorios palestinos ocupados en 1967 y, en su lugar, el establecimiento de un mini Estado palestino extendido por la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este como capital, Israel ha incrementado su ocupación, ha expandido sus asentamientos coloniales, ha bloqueado la Franja de Gaza desde 2007, ha incrementado la judaización de Jerusalén Este, ha fragmentado Cisjordania y ha recluido al conjunto de la población palestina a un reducto territorial de guetos y pequeños bantustanes. Este comportamiento de los sucesivos gobiernos ha tenido además un efecto directo en el propio sistema político israelí, propiciando una escoramiento hacia posiciones ultranacionalistas y étnicamente excluyentes, alimentando a formaciones de ultraderecha, racistas y mesiánicas, que hoy han llegado al gobierno.

En suma, lejos de poner fin a la ocupación militar (la más prolongada de la historia contemporánea) y facilitar así la resolución del conflicto sobre la opción de los dos Estados (que mayor consenso y apoyo suscita en la sociedad internacional), Israel ha aprovechado la coyuntura internacional que acompañó Oslo para salir de su aislamiento diplomático, neutralizar las críticas a su política colonial y prolongar la ocupación indefinidamente. El resultado ha sido el establecimiento de un régimen de segregación y discriminación, calificado de apartheid por diferentes organizaciones de derechos humanos (incluidas algunas israelíes). Esta opción ha sido deliberada y planificadamente adoptada por la élite del poder israelí frente a otras dos opciones: fin de su ocupación militar, que diera lugar al establecimiento de un mini Estado palestino; o bien, por el contrario, otorgar derechos de ciudanía a la población palestina ocupada, que daría lugar a un Estado democrático y de toda su ciudadanía.

José Abu-Tarbush e Isaías Barreñada son autores del libro del libro Palestina. De los acuerdos de Oslo al apartheid. Madrid: Los Libros de la Catarata, 2023.

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Doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid. Coordinador del Grado en Relaciones Internacionales.