En 2013, Filipinas fue el país con mayor crecimiento económico de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Según el Banco Asiático de Desarrollo (BAD) con sede en Manila, el PIB creció un 7,5% en 2013, un porcentaje solo a merced de China y muy superior a los de Indonesia, Malasia y Tailandia Los datos macroeconómicos son buenos: una inflación del 3,4% y un superávit de la balanza por cuenta corriente favorecida por las remesas de la diáspora filipina, unos 28.000 millones de dólares en 2013, que representan el 10% del PIB. El país goza de estabilidad política tras celebrarse el 13 de mayo unas elecciones generales y locales que confirmaron el liderazgo del Partido Liberal del presidente Benigno Aquino. Su mandato finaliza en 2016. Las agencias Moody’s, Standar&Poor’s y Fitch mejoraron la calificación de la deuda filipina. Y en el ranking “Doing Business 2014” publicado por el Banco Mundial, Filipinas subió de golpe 30 puestos, pasando desde el 138º al 108º lugar en una lista de 189 Estados.
En 2013, Filipinas fue el país con mayor crecimiento económico de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Según el Banco Asiático de Desarrollo (BAD) con sede en Manila, el PIB creció un 7,5% en 2013, un porcentaje solo a merced de China y muy superior a los de Indonesia, Malasia y Tailandia Los datos macroeconómicos son buenos: una inflación del 3,4% y un superávit de la balanza por cuenta corriente favorecida por las remesas de la diáspora filipina, unos 28.000 millones de dólares en 2013, que representan el 10% del PIB. El país goza de estabilidad política tras celebrarse el 13 de mayo unas elecciones generales y locales que confirmaron el liderazgo del Partido Liberal del presidente Benigno Aquino. Su mandato finaliza en 2016. Las agencias Moody’s, Standar&Poor’s y Fitch mejoraron la calificación de la deuda filipina. Y en el ranking “Doing Business 2014” publicado por el Banco Mundial, Filipinas subió de golpe 30 puestos, pasando desde el 138º al 108º lugar en una lista de 189 Estados.
Pero el país sufre los problemas que afectan a otros países emergentes. La corrupción es rampante y la política, impregnada de populismo, es un monopolio de unas 40 familias que controlan el 75% de la economía del país. También surgen unas clases medias urbanas que potencian el consumo interior y la inversión. Pero el crecimiento sigue beneficiando a unos pocos mientras persisten las desigualdades territoriales y sociales: el 20% de la población sobrevive con 2 $ diarios. Y no se crean suficiente empleo para una población muy joven que se ve obligada a emigrar: 10,5 millones de filipinos trabajan en el extranjero. Y sus remesas son un maná para las familias desfavorecidas.
El Estado, en manos de la oligarquía, no recauda lo suficiente para invertir más en la mejora de infraestructuras sociales, sanitarias y educación. El BAD urge aplicar unas reformas estructurales que aseguren una mejor “gobernanza” y se evite malbaratar el gran potencial de desarrollo de un país de casi 100 millones de habitantes. Los inversores extranjeros exigen más transparencia y seguridad jurídica. Además, los sectores claves económicos están muy protegidos. Una mejora del marco legal favorecería la llegada de más inversiones, sobre todo japonesas y surcoreanas. En cambio, las relaciones Pekín se han deteriorado por las disputas territoriales en el mar de la China oriental.
Filipinas fue duramente golpeada el 8 de noviembre por el tifón Haiyan que arrasó un parte del archipiélago provocando miles de víctimas humanas y enormes daños económicos. Se evidenció la falta de previsión del Gobierno para reaccionar ante una catástrofe en un país periódicamente azotado por los tifones. Pero la ayuda internacional llegó generosamente, destacando la movilización de recursos por parte de NNUU y las ONG, EEUU, la UE, Japón y otros países de Asia-Pacífico. Y la diáspora filipina se movilizó desde todos los continentes para enviar inmediatamente ayudas a sus familias. En cambio, Pekín reaccionó tarde y mal, una actitud que ensombrece el “soft power” chino en la región. Ahora, se entra en la etapa de reconstrucción de las zonas arrasadas. Benigno Aquino cuantificó los daños en unos 9.400 millones de euros. Y anunció el 18 de diciembre un Plan de reconstrucción dotado con 5.900 millones de euros. Manila precisará de la financiación internacional.
La Comunidad internacional debe reaccionar y prevenir las causas y efectos del calentamiento global. Un estudio del gabinete británico Maplecrof del 30 de octubre, predice que en 2025 el 31% del PIB mundial se localizará en zonas afectadas por el cambio climático, la mayoría en países emergentes y en vías de desarrollo como India, China, Indonesia, Bangla Desh, Pakistán y Vietnam. Ni los países avanzados como Japón se libran. Y hace un año, el “Sandy” golpeó Manhattan. La contaminación en las grandes ciudades chinas es insoportable. Las cinco megalópolis de Asia más amenazadas son Dacca, Bombay, Manila, Calcuta y Bangkok.
El “Haiyan” arrasó una parte de Filipinas, solo tres días antes de abrirse el 11 de noviembre en Varsovia, la Conferencia Internacional sobre la Convención de las NNUU sobre el Cambio Climático. El resultado es sabido: mayor sensibilización internacional pero los Estados no acuerdan medidas concretas. Volverán a reunirse en 2015.