Hacia la reemergencia económica de Irán

El acuerdo sobre el conflicto nuclear iraní alcanzado en Viena el 14 de julio entre el Grupo de los 5+1 (EEUU, Rusia, China, Francia, Gran Bretaña y Alemania) e Irán llevará, si las partes lo cumplen estrictamente, a la reemergencia económica y comercial del país más poblado y dinámico del Golfo Pérsico. Y a la gradual apertura al exterior de un mercado con un gran potencial de crecimiento. Irán tiene unos 80 millones de habitantes, el 70% viven en las grandes ciudades como la conurbación de Teherán que concentra 10 millones. Y el 57,2 de los iraníes tiene acceso a internet e incluso un smartphone en sus manos.

El acuerdo sobre el conflicto nuclear iraní alcanzado en Viena el 14 de julio entre el Grupo de los 5+1 (EEUU, Rusia, China, Francia, Gran Bretaña y Alemania) e Irán llevará, si las partes lo cumplen estrictamente, a la reemergencia económica y comercial del país más poblado y dinámico del Golfo Pérsico. Y a la gradual apertura al exterior de un mercado con un gran potencial de crecimiento. Irán tiene unos 80 millones de habitantes, el 70% viven en las grandes ciudades como la conurbación de Teherán que concentra 10 millones. Y el 57,2 de los iraníes tiene acceso a internet e incluso un smartphone en sus manos.

El país cuenta, además de grandes recursos energéticos, con buenos recursos humanos para levantar la economía. Destacan unas crecientes clases medias urbanas y una juventud educada, motivada y ávida de abrirse al mundo que han soportado, desde la revolución islámica de 1979, décadas de presión y aislamiento político y económico internacional. Pero el éxodo de jóvenes talentos desde 1979 ha sido otro alto coste para el país. Devino masivo en los años noventa con 2,1 millones de emigrados. Y según el Banco Mundial otras 300.000 personas salieron entre 2010 y 2014. La diáspora iraní alcanza los 4,5 millones. Ahora, una parte de los talentos emigrados, sobre todo a EEUU y la UE, podrían retornar y apoyar el desarrollo económico y tecnológico del país.

La crisis económica iraní se agravó a partir de 2006, cuando las potencias mundiales aplicaron un reguero de sanciones financieras y comerciales dirigidas a frenar las ambiciones nucleares del régimen teocrático de los ayatolas. Un embargo que asfixiaba una economía dependiente de las exportaciones energéticas que cobija las cuartas reservas mundiales de petróleo y las segundas de gas, La situación financiera devino insostenible. Otros factores geoestratégicos presentes en el avispero de Oriente medio también llevaron al acuerdo de Viena. Y la victoria del moderado Hasan Rohani en las elecciones presidenciales de 2013 impulsó la vía reformista apoyada por las emprendedoras clases medias y los jóvenes. El PIB, tras caer un 1,7% en 2013, creció un 3% en 2014. La inflación se sitúa en un 15% y el paro en el 20%. Pero en 2016 Irán podría volver a una etapa de crecimiento de entre el 5 y el 10%.

Una vez el levantamiento de las sanciones internacionales sea efectivo a principio de 2016, Irán se reintegrará a la comunidad internacional y será parte activa del actual proceso de globalización económica. Y se abre una ventana y un horizonte de esperanza para el pueblo iraní y para sus emprendedores empresarios y los jóvenes que sufrieron los rigores de un régimen político que controla los entresijos económicos del país.

La UE está presta a levantar las sanciones, mucho antes que EEUU donde Barack Obama deberá convencer a una mayoría del Congreso reacia a dar luz verde al acuerdo. Desde principios de año, las principales empresas mundiales, sobre todo alemanas, francesas, estadounidenses, chinas, japonesas, surcoreanas, turcas e indias, aterrizan en Teherán para conocer in situ las características específicas del mercado, conectar viejos o nuevos socios para negociar y concretar acuerdos que refuercen o restablezcan los nexos económicos reducidos o paralizados durante el largo embargo. Se les suman desde el 14 de julio las visitas oficiales de alto nivel acompañadas de dirigentes empresariales y profesionales. Las delegaciones iraníes también recorren las principales capitales occidentales y asiáticas para impulsar los intercambios comerciales y atraer las inversiones extranjeras. Alemania quiere recuperar su histórica y privilegiada posición en Irán. Fue su primer socio comercial hasta 2009, siendo reemplazado por China. Ahora, Teherán confía que Berlín les venda bienes de equipo y les transfiera tecnología para renovar las obsoletas infraestructuras del país, inclusive los mejores equipos para extraer más petróleo. Pero las oportunidades de negocio se abren para todos, también para las empresas españolas y catalanas.

Comenzó la carrera para volver al prometedor mercado iraní. El acuerdo del 14 de julio permitirá a Teherán recuperar unos 150.000 millones $ en activos bloqueados en el exterior, localizados en gran parte en China, Japón y Corea del Sur. Y podrá vender libremente petróleo y gas en los mercados internacionales. Unos fondos y divisas que deben servir para relanzar la deteriorada economía iraní. Y para financiar las inversiones en infraestructuras en sectores como el energético y químico, automóvil y transporte, desarrollo industrial y agroalimentario, turismo, salud, vivienda etc. Unos planes de modernización que precisan las inversiones y la tecnología extranjeras.

Pero no cabe obviar las dificultades. Teherán desea que la apertura al exterior sea gradual y evitar que la inyección de los activos desbloqueados alimente la inflación o que se disparen las importaciones sin reforzar la producción nacional. No será fácil, a corto y medio plazo, “doing business” en Irán debido a la burocracia, la corrupción y el intervencionismo del régimen de los ayatolas en los asuntos económicos.

Irán se reintegrará en el sistema financiero internacional y en los circuitos bancarios (Swift) que canalizan las transacciones comerciales internacionales. Los franceses esgrimen que sus bancos no están aún preparados para conceder créditos a sus empresas que desean invertir en Irán, a diferencia de las entidades alemanas y españolas. Dicen que los alemanes siguieron comerciando con Teherán utilizando los bancos de los Lander, poco expuestos a las medidas de control estadounidenses.  También destaca el rol de puente comercial jugado por unos 400.000 iraníes que se instalaron en los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Dubái, donde tienen su sede unas 10.000 empresas de trading propiedad de iraníes, pretende seguir siendo un “hub” comercial y de transporte que enlaza con las principales ciudades iraníes. Emirates sirve 50 vuelos semanales entre Dubái y Teherán. Los EAU son, tras China, el segundo socio comercial de Irán. Fueron los principales países beneficiados por el embargo.

Existen muchas expectativas económicas pero persisten las incertidumbres políticas. Si las partes cumplen los compromisos del Acuerdo de Viena, Irán se convertirá en la gran economía emergente del Golfo. En caso contrario, se perderá otra oportunidad histórica para asegurar la paz y el desarrollo económico de la región políticamente más compleja del mundo.