20070328 karl rove e alberto gonzales

La soledad de Bush

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 Karl Rove e Alberto Gonzales; clic para aumentar
De las dos dimisiones, la de Rove constituye un impacto ideológico y simbólico mucho más contundente mientras que la de Gonzales supone un fuerte revés político para Bush, dejando su presidencia seriamente descabezada. (Foto: Karl Rove (izquierda) al lado del ex fiscal Alberto Gonzales, durante un acto gubernamental).
 

Las dimisiones de Karl Rove, cerebro de la guerra en Irak, y del fiscal general Alberto Gonzales, protector jurídico de Guantánamo y defensor de las torturas a "sospechosos de terrorismo", aunado a la crisis económica mundial a causa de la caída del mercado hipotecario en EEUU y la revelación de un informe que certifica los fallos de la CIA el 11/S, dejan seriamente golpeada la presidencia de George W. Bush a poco más de un año para las elecciones presidenciales estadounidenses.

En esta recta final de su mandato, Bush afronta lo que puede ser una crisis política irreversible, complicando seriamente sus planes de mandato a corto plazo y demostrando hasta qué punto su presidencia ha caído en su mayor nivel de debilidad política e impopularidad social.

El detonante principal de la crisis política para Bush y la elite "neoconservadora" en la Casa Blanca fue la dimisión, el pasado 14 de agosto, de Karl Rove, su principal asesor político y estratega electoral. Rove abandonará el gobierno a finales de agosto, argumentando razones tan poco convincentes como que "necesitaba estar más tiempo con la familia".

Tras Rove siguió el polémico fiscal general Alberto Gonzales, acosado por fuertes presiones políticas por su controvertida defensa de la prisión militar en Guantánamo y de un sistema punitivo de seguridad nacional que, incluso, llegó a justificar públicamente la utilización de la tortura.

Del mismo modo, Gonzales, presentado políticamente por los republicanos como un "ejemplo para la comunidad hispana", fue también el arquitecto de la dura política de inmigración que mantiene actualmente el gobierno estadounidense.

Fin de era para los "neocon"

De las dos dimisiones, la de Rove es de un impacto ideológico y simbólico mucho más contundente mientras que la de Gonzales supone un fuerte revés político para Bush, dejando su presidencia seriamente descabezada.

A Rove, considerado uno de los asesores políticos más influyentes de cuantos pasaron por la Casa Blanca, le persiguió implacablemente el caso "Plamegate", la filtración a la prensa de una agente de la CIA que reveló uno de los casos de espionaje más escandalosos de la historia reciente en EEUU.

Obviamente, no fue ésta la única razón. La ilegalidad jurídica de Guantánamo, los vuelos ilegales de la CIA y la caótica posguerra en Irak acabaron con la credibilidad de Rove ante los medios de comunicación, las instituciones y la oposición política.

La amistad personal y la complicidad profesional e ideológica de Bush y Rove se remonta hace tres décadas, y se consolidó en los tiempos en que el actual presidente ejercía de gobernador del estado de Texas en los noventa.

Con este "background", Rove cimentó las bases ideológicas y políticas que permitieron al "neoconservadurismo" duro y puro orientar la política del partido Republicano a finales de los noventa, llevar a Bush al poder en el 2001 y a su reelección en el 2004 e intentar recrear en EEUU una "nación conservadora" que perdurara por varias generaciones.

Pero Rove no estuvo solo en esta tarea, ya que contó con el apoyo del actual vicepresidente Dick Cheney, al ex "número 2 del Pentágono" Paul Wolfowitz y al ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld. Por lo tanto, la caída de Rove confirma el declive de los principales asesores de Bush desde que llegó a la presidencia en el 2001 y de la elite "neocon" instalada en la Casa Blanca.

Primero se fue Colin Powell, secretario de Defensa durante la guerra de Irak. Luego vinieron Wolfowitz y Rumsfeld. Uno más fue Andrew Card, ex jefe de gabinete. Otro más fue John Bolton, otro "halcón" que fuera embajador en la ONU.

Otro que se va también por "razones familiares" es Tony Snow, ex presentador estrella de la cadena conservadora Fox News y quien llegó a la Casa Blanca a finales de 2006 para "relanzar" la alicaída imagen política de Bush tras la derrota en las legislativas de noviembre pasado.

Luego siguieron otros seis altos colaboradores de Bush, quienes abandonaron el barco en los últimos dos años. Del "eje neocon" original, sólo se mantienen la secretaria de Estado Condoleeza Rice y el vicepresidente Dick Cheney, éste último con más pena que gloria y acosado también por escándalos políticos y empresariales.

¿Preparando otra guerra en Oriente Medio?

La reciente revelación de un informe interno de la CIA en la que se argumentaba que la agencia no estaba preparada para repeler un ataque terrorista de Al-Qaeda el 11/S, golpea a Bush en uno de sus pilares favoritos: la seguridad nacional, justamente en una coyuntura en la cual Al-Qaeda vuelve a amenazar con atentados.

Paralelamente, el panorama en Irak toma un cariz más complicado, tomando en cuenta las dificultades del gobierno de unidad nacional por mantener la precaria estabilidad.

El reciente atentado en el Kurdistán iraquí, considerado el más mortífero tras el 11/S, ha provocado una crisis política interna entre kurdos, chiítas y sunnitas, parcialmente suavizado con el anuncio del poderoso líder de la resistencia chiíta, Moqtada al Sadr, de suspender cualquier tipo de ataques contra las fuerzas de ocupación en los próximos seis meses.

En el caso del Kurdistán iraquí, Washington está multiplicando sus esfuerzos para evitar que el Ejército turco se alíe con Irán en una ofensiva contra los kurdos al norte de Irak, tomando en cuenta el grado de frustración de la casta militar turca por los recientes triunfos electorales y políticos del gobernante partido islamista del AKP.

El jefe del Estado Mayor de las fuerzas estadounidenses en Bagdad, David Petroneus, llegó incluso a declarar recientemente la posibilidad de establecer un plazo temporal de reducción de tropas militares en Irak, en clara contraposición a la política de Bush de no retirarse del país, por considerarlo una "derrota frente a los terroristas".

Al contrario, Bush acaba de anunciar nuevos envíos de tropas, lo cual provocará, con toda seguridad, una fuerte disputa política con el Congreso, dominado por el Partido Demócrata, una vez se reanuden las actividades legislativas tras las vacaciones veraniegas.

El incremento por parte de Washington de ayuda militar a Israel y países árabes aliados (Egipto, Jordania, Arabia Saudita y emiratos del Golfo Pérsico), así como el aumento de la presión hacia Irán, que incluye la posibilidad de considerar al Cuerpo de Guardias Revolucionarios iraní (unidad de elite militar) como "grupo terrorista", certifican un estratégico movimiento de piezas geopolíticas en Oriente Medio.

El objetivo de Washington parece definirse a cercar definitivamente a Irán y al supuesto "eje chiíta" liderado por Teherán y conformado por Siria y los partidos islamistas del Hizbuláh libanés y el Hamas palestino. Provocar una guerra contra Irán le serviría a Bush de atenuante para desviar el fracaso de la posguerra iraquí y justificar una nueva intervención militar en esa región.

Las especulaciones llevan a considerar que algo parece estar moviéndose bajo cuerda cuando el presidente iraní Mahmud Ahmadíneyad, declaró la semana pasada que "pronto veremos un gran vacío de poder en Oriente Medio" y que "Irán está dispuesto a llenar ese vacío".

Crisis del verano 2007

Aparte de los asuntos políticos y de seguridad, la preocupante caída del mercado hipotecario en EEUU, producto de los valores de las hipotecas de alto riesgo (subprime) ha provocado un gran retroceso en los mercados bursátiles en Wall Street y las principales bolsas de valores europeas, con presiones hacia una mayor devaluación del dólar con respecto al euro.

Esto acrecienta la posibilidad de que la crisis inmobiliaria en EEUU y la caída en Wall Street arrastre a las empresas europeas con fuertes inversiones en el mercado estadounidense. Consecuentemente, una posible devaluación del dólar traería un abaratamiento de las exportaciones estadounidenses que también podría afectar a la balanza comercial europea.

Sin Karl Rove en la Casa Blanca ni Alberto Gonzales en la Fiscalía General, con Irak cayendo por una pendiente y la crisis inmobiliaria en casa, Bush afronta un final de mandato cargado de problemas que, seguramente, serán heredados por el próximo gobierno en Washington.

Aún falta más de un año para que Bush deje la presidencia, pero la más que evidente caída de los "neocon" marca ya el final de una polémica y vergonzosa etapa política en la Casa Blanca.