Muerte de un expresidente en Corea del Sur

Los surcoreanos se despertaron el 23 de mayo con la triste noticia del suicidio de Roh Moo-hyun que presidió el país hasta febrero 2008. Roh tenía 62 años y había sido acusado de presuntas actividades corruptas acaecidas durante su mandato presidencial. El 24 de abril en un mensaje a los ciudadanos reconoció que miembros de su familia como su esposa, su hijo, su cuñado y otros colaboradores habían recibido ilegalmente casi $7 millones. Manifestó sentirse avergonzado por las actividades de su familia y que ello le privaba del derecho a hablar de democracia, progreso y justicia. Sin embargo, negó haber tenido conocimiento de estos graves hechos mientras ostentaba la presidencia. Su trágica muerte ha provocado un gran y profundo shock a los surcoreanos.  Roh era considerado un político honesto con una larga trayectoria de abogado y defensor de los derechos humanos y la democracia frente a las dictaduras militares en los años ochenta, especialmente contra los entonces presidentes Chun Doo-hwan y Roh Tae-woo, quienes más tarde, en 1995, fueron condenados por corrupción.

Roh Moo-hyun triunfó inesperadamente y por un estrecho margen de votos (48,9%) en las elecciones presidenciales de 2002 con un programa reformista que, entre otros objetivos, pretendía erradicar la corrupción y asentar la “moralidad e integridad” en el ejercicio de los Poderes Públicos en un sistema donde existen estrechos nexos entre políticos, burócratas y empresarios. Fue considerado un símbolo de político limpio y comprometido con la lucha contra las desigualdades territoriales y sociales.  También impulsó el diálogo político con Corea del Norte, país que visitó oficialmente. Ahora, con su “honorabilidad” manchada y caído en una profunda depresión, decidió poner fin trágicamente a su vida muy cerca de su casa donde vivía retirado de toda actividad política.

Corea del Sur es una sociedad de base cultural confuciana con un sistema democrático establecido por la reforma constitucional de 1987. El legado confuciano se manifiesta en que el grupo y la pertenencia a un grupo tiene una gran importancia y se manifiesta en todo tipo de relaciones sociales, desde las  familiares a las políticas o económicas. Al individuo se le reconoce una posición o status social y es respetado en función de la familia – entendida en un sentido amplio- o el grupo social o de interés al cual pertenece o está integrado. La familia sigue siendo el núcleo básico de la sociedad coreana y los nexos entre sus miembros son más fuertes y estrechos que los existentes en las sociedades occidentales.
Cuantas más conexiones o contactos  personales o sociales uno tiene, más influencia y valoración se reconoce a su poseedor. Además de la familia, existen otras vías de conexión como la procedencia territorial, la escuela o la universidad en la que se ha estudiado. Estos nexos les llevan a hacerse favores, compartir negocios, a prestarse dinero u otro tipo de ayudas o beneficios mutuos. Las relaciones personales o de amistad adquiridas se refuerzan con el paso del tiempo, se retroalimentan y facilitan el acceso a terceras personas y contactos. Muchas veces las elites políticas y burocráticas  pueden ser directa o indirectamente reclutadas en función de estos nexos.  Y ello es criticable porque sigue alimentando la falta de transparencia y de confianza de los ciudadanos en los Poderes Públicos. Pero a pesar de los avances en la democratización y la modernización del país, estas actividades están muy lejos de desaparecer y se consideran una práctica socialmente aceptada y extendida.

Cabe recordar que en Asia Oriental, los valores  no se basan tanto en la religión como en determinados comportamientos y sentimientos, como son la reputación, la imagen, el prestigio o el “guardar la cara” de la persona dentro de la sociedad, la familia o el grupo. Así se explica que cuando una persona es presuntamente acusada  por la comisión de algún delito, la deshonra que comporta  recae no solo en el presunto infractor sino también sobre toda su familia. En una sociedad donde las relaciones interpersonales son tan importantes, la credibilidad y la honorabilidad tienen un valor inestimable. Ello explica la tendencia de los coreanos a procurar guardar las formas, evitar las confrontaciones directas y “no perder la cara” o “no quedar mal” ante los demás. Y en casos extremos, la perdida del honor puede llevar al suicidio. Corea del Sur ostenta el mayor ratio de suicidios entre los miembros de la OCDE.

Pero merece remarcarse que, a diferencia de otras sociedades confucianas como la china, Corea del Sur es una joven democracia que sí tiene mecanismos de control que intentan corregir las posibles actuaciones corruptas de la clase política. También en Japón tuvo lugar, el 11 de mayo, la dimisión de Ichiro Ozawa, líder del partido opositor PDJ, tras haber sido acusado de recibir ilegalmente dinero que le entregó una empresa constructora.
La muerte de Roh Moo-hyung constituye una tragedia para un país que ha visto por primera vez el suicidio de un ex presidente. Sin embargo mas allá de su triste final, siempre quedará en la memoria de los surcoreanos el recuerdo de un político que luchó por las reformas democráticas y por la reconciliación entre las dos Coreas.