Papeleta de cota de asociada das Hijas de Galicia

Mujeres en la Diáspora: las guardianas de nuestra morriña

Cada año al llegar el día 8 de marzo, las redes y los medios de comunicación van dando mayor y mejor visibilidad a la mujer en todos los ámbitos de su vida. Esto, lamentablemente no fue siempre así. Las mujeres han tenido un lugar marginal en las narraciones históricas dentro de la migración que prevaleció hasta hace unas décadas atrás en relatos masculinizados de valía y heroísmo.

No obstante, hoy podemos rescatar testimonios y símbolos que nos muestran la importancia histórica de la mujer en la diáspora, no sólo en la construcción identitaria del pasado, sino en el enlazamiento con su presente. ¿Cuántos vínculos transnacionales le debemos a nuestras abuelas, madres e hijas?

Actualmente, las mujeres representan algo menos de la mitad de la población mundial de migrantes internacionales: 135 millones (48,1%)1. Y mientras en el pasado, la mayoría de las mujeres migrantes se desplazaban como personas dependientes de los esposos o familias; hoy la gran mayoría emigra en forma autónoma para trabajar y vivir en el extranjero como el principal ingreso familiar. Esto no significa que aun no existan situaciones de migración forzada donde la decisión voluntaria de emigrar es inexistente, sino que a nivel global el lugar de la mujer en las sociedades permite contemplar opciones para ellas también.

La migración femenina es un tema actual y muy complejo, que incluye además de aristas especificas un doble impacto para aquellas que deciden partir lejos de su tierra natal:

  • la posibilidad de alcanzar la autonomía económica y la independencia social a través de la migración aumentando su autoestima para desempeñar un papel proactivo dentro de su comunidad,
  • la “doble discriminación” (como mujeres y como inmigrantes), visible en la descualificación que afecta a las trabajadoras migrantes siendo más probable que las mujeres sean víctimas de abuso y explotación en el territorio de destino o en su comunidad de origen, generando mayor desempoderamiento.

Para quienes son madres de familia existe un peso extra a la hora de migrar respecto del lugar de origen teniendo que afrontar muchas veces el prejuicio por “abandonar” a sus vínculos familiares dentro del contexto social, la vulnerabilidad de los miembros de su familia que se quedan y la exclusión en las decisiones familiares por encontrarse lejos y/o ausente. No obstante, las estadísticas nos muestran que son las mujeres quienes envían mayores remesas a sus hogares, aun recibiendo salarios inferiores a los hombres en la misma actividad, situación de asimetría que resulta decisiva a la hora de perpetuar el sistema2.

Las mujeres gallegas emigradas son las grandes invisibilizadas de la historia, por ello, resulta necesario reflexionar acerca del lugar que han tenido (y aún tienen) todas nuestras mujeres en la historia de nuestra identidad migratoria.

De acuerdo a los registros históricos, entre 1880 y 1930, emigraron a América medio millón de gallegos. En un comienzo, las mujeres suponían apenas un 20% del total debido entre otras cosas al rol que ejercían dentro de la familia. Sin embargo, a partir de la crisis mundial del año 1929, el porcentaje de mujeres emigradas se duplicó. Cientos de relatos familiares dan cuenta sobre las características de la vida cotidiana que tenían las mujeres gallegas emigradas al llegar a destino, siendo múltiples y variadas sus principales tareas en el servicio doméstico y en otras actividades, por ejemplo siendo costureras, empleadas de fábricas, atendiendo comercios o trabajando extensas jornadas en el campo.

Resulta maravilloso rescatar dentro de estos relatos historias como la que publicara un periódico gallego3 sobre la primera asociación mundial de mujeres emigradas creada en el año 1917 en Cuba: “Hijas de Galicia” destinada a proteger, defender, apoyar y asistir a las mujeres gallegas que estaban en situación de desamparo y, a veces, de marginalidad, dentro del colectivo emigrante. Según narra el autor, las mujeres gallegas emigradas a Cuba a principio de siglo llegaban solas o con niños pequeños, siendo e su mayoría analfabetas y objeto de discriminación por su condición dentro del colectivo migrante. Esta entidad, Hijas de Galicia, llegó a tener 58.000 mujeres asociadas atendiendo diariamente en sus necesidades a más de 200 personas en sus instalaciones. En la actualidad, como testigo de aquel esplendor, solo queda un Hospital que aun atiende enfermos demostrando que las buenas intenciones con las que se creó la institución de solidaridad gallega trascienden a las personas en el tiempo.

image 10

Fuente: Blog “La Pluma del Tocororo” https://almejeiras.wordpress.com/2019/03/12/hijas-de-galicia/.

El rol de las mujeres en la emigración gallega, en la unión de culturas y el entramado identitario de los pueblos, es un valor que debemos visibilizar para poder reconstruir la memoria colectiva de la diáspora en la actualidad. Se lo debemos a ellas, a todas nuestras mujeres en distintas épocas que afrontaron valientemente sus destinos cargando una maleta lejos de su tierra natal. Para ellas, la distancia sólo fue una pausa que nunca impidió que siguieran reproduciendo sus olores, cantos y sabores en latitudes lejanas.

Gracias a ellas, guardianas de nuestra morriña, es que hoy Galicia es más grande y late más fuerte en todos los continentes y a través de todos los tiempos.

1 Género y migración. Portal de Datos sobre Migración. DAES, 2020. ONU. https://www.migrationdataportal.org/es/themes/genero-y-migracion

2 Diásporas y desarrollo: tender puentes entre sociedades y estados. Conferencia Ministerial Sobre La Diáspora. Centro Internacional de Conferencias de Ginebra. 2013. Dialogo Internacional sobre la Migración Nº22. OIM-IOM.

3 Nuestras Mujeres Emigrantes, Olvidadas, Invisibles Y Luchadoras. Martín Fernández. Viveiro / La Voz De Galicia. 8/3/2016.Https://Www.Lavozdegalicia.Es/Noticia/Amarina/2016/03/06/Mujeres-Emigrantes-Olvidadas-Invisibles-Luchadoras/0003_201603X6C4993.Htm