20050531sumate maria corina machado bush04

Chávez, Súmate y Bush

 Corina Machado y Bush en la Casa Blanca, Clic para aumentar
Un día después de la reaparición de Chávez, se presentó en el Salón Oval de la Casa Blanca una inédita reunión: la de María Corina Machado, dirigente de la asociación civil Súmate, y el presidente Bush, evento que tomó por sorpresa tanto al presidente Chávez como a la oposición, provocando un fuerte impacto mediático. Súmate fue el organismo que reunió las firmas de la oposición para el revocatorio de Chávez en el 2004.
 

La dinámica de las tensiones y los reacomodos de poder parecen volver a instalarse en la inestable vida política venezolana. Una estela de rumores sobre la situación personal de Chávez en un momento en que arrecian críticas sobre la verdadera situación de la empresa petrolera, el futuro de la revolución bolivariana y la baja intensidad en las relaciones con EEUU, ilustran un sendero marcado por las definiciones de nuevos y convulsos escenarios. Precisamente, el tema central de la crisis actual gira e torno a las relaciones entre Venezuela y EEUU.

Uno de estos tiene que ver con la presunción, en diversos medios dentro y fuera del país, de que la revolución bolivariana transita por una etapa encubierta de inestabilidad, la cual afectaría la posición central de Hugo Chávez. En ciertos círculos, no sólo de la oposición sino del gobierno, parece instalarse la idea de un "chavismo sin Chávez", un panorama que contaría con el supuesto beneplácito de Washington. Esto podría estar definiendo escenarios futuros, en algunos casos con actuaciones precipitadas, como el reciente anuncio de candidaturas políticas de cara a las elecciones presidenciales de diciembre de 2006.

Por lo pronto, existe una revitalización de la movilización social en la calle. El pasado fin de semana fue prolífico en manifestaciones tanto opositoras como oficialistas, con similar impacto de convocatoria. La heterogénea y aún dividida oposición a Chávez convocó a una manifestación a favor de los "disidentes y perseguidos políticos". Por su parte, el gobierno copó las céntricas calles de la capital en un acto de protesta contra el gobierno de EEUU por su negativa a extraditar a Venezuela al anticastrista Luis Posada Carriles, acusado de terrorismo.

El "affaire Carriles" provocó un fuerte choque diplomático que refuerza no sólo la alianza de Chávez con Fidel Castro sino una retórica de enfrentamiento hacia Washington, a tal punto que el propio presidente Chávez coqueteó con la posibilidad de "revisar" las relaciones con EEUU. Desde hace varios meses, Chávez acusa directamente al Departamento de Estado, al presidente Bush y a la CIA de urdir un "plan conspirativo para acabar con la revolución bolivariana". Sustenta sus críticas en las referencias a lo que aconteció durante los sucesos del 11 de abril de 2002 y el apoyo estadounidense a la remoción de Chávez del poder.

Chávez ausente: ¿un globo de ensayo?

Otro escenario que refuerza el clima de rareza política deriva en el hecho de que que, contrario a su costumbre, Chávez no apareció públicamente durante tres días y su ausencia tanto en el acto de masas como en la cancelación de su programa dominical "Aló Presidente" dio rienda suelta a todo tipo de rumores. Se especuló con la posibilidad de un atentado, de problemas de salud, rumores de malestar en las Fuerzas Armadas e, incluso, descontento del propio Chávez ante el relativo poco impacto popular de la manifestación.

Si bien Chávez reapareció en un consejo de ministros el lunes 30, con su acostumbrado estilo desenfadado, alegando que se había "refugiado con su hija", el escenario deja varias interrogantes en el aire. La que parece más probable tiene que ver con una motivación personal de Chávez para medir el ambiente político y demostrar su condición de insustituible, tanto para sus simpatizantes como para la oposición En este aspecto, su ausencia logró crear zozobra en ambos sectores.

Otra razón podría ubicarse en la probable existencia de una crisis interna, públicamente no reconocida, entre diversos sectores del gobierno, principalmente entre los elementos del "chavismo duro" y las principales figuras del partido oficialista Patria para Todos, el cual controla carteras clave como la industria petrolera, el ministerio del Trabajo y la embajada en Washington.

En este sentido, la crisis interna parece ubicarse ante las revelaciones de baja operatividad en PDVSA, que Chávez achaca a un plan conspirativo desde Washington, y la impopularidad de algunas figuras vinculadas al gobierno. También se ubica aquí el descontento provocado por el defenestramiento de un diputado oficialista, Luis Tascón, artífice de una lista que discriminaba para cargos públicos a las personas que votaron en el revocatorio contra Chávez. Tras varios meses de discusión, el propio presidente Chávez ordenó suspender al diputado y eliminar la lista.

Del mismo modo, siguen siendo noticia supuestas disensiones en la Fuerza Armada ante la confrontación dialéctica entre Chávez y el gobierno estadounidense, el reforzamiento de los vínculos con Fidel Castro y la supuesta financiación de Chávez de movimientos insurgentes en Bolivia, Colombia y Nicaragua.

Reuniones sorpresa en la Casa Blanca

Un día después de la reaparición de Chávez, se presentó en el Salón Oval de la Casa Blanca una inédita reunión: la de María Corina Machado, dirigente de la asociación civil Súmate, y el presidente Bush, evento que tomó por sorpresa tanto al presidente Chávez como a la oposición, provocando un fuerte impacto mediático.

Súmate fue el organismo que reunió las firmas de la oposición para el revocatorio de Chávez en el 2004. El gobierno siempre la acusó de recibir financiamiento desde Washington e, incluso, llegó a constatar que Machado firmó el decreto presidencial de Carmona Estanga en abril de 2002, durante la breve remoción de Chávez del poder. Inmediatamente, las autoridades venezolanas descalificaron la presencia de Machado en Washington e, incluso, determinaron que en dicha reunión también asistió el asesor de Seguridad Nacional, Stephen Hadley.

En realidad, las consecuencias de la reunión Bush-Machado pueden revelar nuevos acontecimientos dentro de la crisis venezolana. Por un lado, podría constituir un reconocimiento tácito del gobierno estadounidense sobre su interés por la crisis venezolana y, para ello, prácticamente legitima a Súmate y su representante como portavoz central de la oposición venezolana. Sin embargo, para Machado y Súmate, un supuesto apoyo tan abierto y mediático de Bush supone también un arma de doble filo, tomando en cuenta el inestable estado de las relaciones entre ambos países y las críticas que podrían surgir hacia el gobierno estadounidense por apoyar un organismo que el gobierno venezolano acusa de "conspirador". De hecho, un congresista estadounidense alertó sobre el riesgo político que correría el presidente Bush al reunirse con los representantes de Súmate.

Desde el punto de vista mediático, la gráfica ofrece varias lecturas. Si bien las imágenes de Chávez abrazándose con Fidel Castro provocan una definición política concreta, la de Bush dándole la mano a Machado puede constituir otra vertiente de definición de la situación venezolana. A diferencia de Bill Clinton, Bush siempre se negó a recibir a Chávez en Washington, así como tampoco había realizado reunión alguna con líder opositor venezolano. Ahora, el giro resulta significativo.

Otra clave estriba en que, antes de recibir a Machado, Bush se había reunido con el nuevo secretario general de la OEA, el chileno Miguel Ángel Insulza. Tanto la OEA como la ONU reconocen a Súmate como organización civil y es posible que ahora las demandas de Súmate sobre la vigilancia de la democracia en Venezuela e, incluso, la presentación de supuestas pruebas de fraude gubernamental en el referendo revocatorio de 2004, tengan un mayor eco tanto en la Casa Blanca como en la OEA.

Precisamente, en el ámbito de la OEA, el nombre de Súmate fue actualizado la semana pasada a raíz de que la delegación venezolana ante la organización se opuso a su presencia entre los 19 grupos civiles venezolanos invitados a la reunión ministerial. Otros consideran que Machado utiliza a Súmate como plataforma política con aspiraciones electorales. En todo caso, tras esta reunión, la situación venezolana parece cobrar una dinámica diferente ante los ojos de la administración estadounidense.