20090413 mumbai manmohan singh

El más grande proceso democrático del mundo


 Manmohan Singh; clic para aumentar
El favorito en las encuestas es el Partido del Congreso, que preside Sohia Ghandi pero liderado por el actual primer ministro Manmohan Singh (en la foto) que ha gobernado desde 2004 encabezando una amplia coalición de 13 partidos.
 

India es el país más fascinante del mundo. Constituye un enorme y complejo mosaico de pueblos, culturas, lenguas, religiones y tradiciones donde viven o sobreviven casi 1.150 millones de personas, una quinta parte de la Humanidad. Aunque la civilización hindú es antiquísima, se trata de un país joven que alcanzó la independencia el 15 de agosto de 1947, tras más de tres siglos de colonialismo británico, con el coste de una traumática partición en dos estados: India y Pakistán. Este último, formado por dos partes separadas por 1.700 kilómetros, sufrió en marzo de 1971 la secesión de su parte oriental dando lugar a Bangladesh.

India es una unión de 28 Estados federados. Es la democracia más grande del mundo con un sistema multipartidista y un marco de libertades públicas que aseguran la celebración periódica de elecciones a nivel federal, de los estados federados y local que permiten la alternancia en el poder político. Es un país de grandes contrastes políticos, territoriales, económicos y sociales, de difícil comprensión para la mentalidad occidental. India se dotó el 26 de noviembre de 1949 de una Constitución democrática que reconoce un amplio marco de derechos fundamentales. Pero su ejercicio puede verse limitado por una estructura social muy jerarquizada dado el arraigo del sistema tradicional de castas sociales que afectan “de facto” al funcionamiento y la gobernabilidad de las instituciones del país.

La sociedad india es muy dinámica con un emprendedor sector empresarial con grandes firmas multinacionales y una creciente clase media que alcanza los 300 millones de personas que conviven con la aglomeración de pobres más grande del planeta. El país ha logrado, a partir de 1991, un gran crecimiento económico que lo ha situado entre los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) o grupo de mercados emergentes, pero un 77 % de la población sobrevive con menos de 2 dólares diarios. Es una potencia nuclear y ostenta un liderazgo mundial de las Tecnologías de la Información pero cuenta con casi el 40 % de analfabetos. La llamada a ser la tercera economía mundial aún ocupa el 128º lugar de un total de 177 en el Índice de Desarrollo Humano del PNUD.

El pasado 16 de abril se inició una carrera electoral que concluirá el 13 de mayo. El proceso se desarrollará en cinco fases (16, 23 y 30 de abril y 7 y 13 de mayo). Durante este período, 714 millones de indios de los 28 Estados federados de la Unión India son llamados a depositar su voto en las urnas de 828.804 centros electorales para elegir a los 543 diputados de la Cámara Baja (“la Lok Sabha”) del Parlamento Federal. Ha habido un incremento de 43 millones de nuevos votantes en relación al electorado de 671 millones en las precedentes elecciones generales del 2004. El recuento de los votos finalizará el 16 de mayo y el nuevo gobierno indio se constituirá a principios de junio.

A lo largo de estas cuatro semanas, un largo, costoso y complejo proceso electoral, amplificado por la libertad de prensa de que goza el país, atraerá la atención y el “interés” de los indios. ¿Cómo explicar en parte las razones de la movilización y participación de los ciudadanos en el mayor espectáculo electoral del mundo?

Pavan K. Varma en su libro “La “India en el siglo XXI” (editorial Ariel, 2006) afirma que los indios “no son democráticos por instinto o temperamento, la democracia ha sobrevivido y prosperado en la India porque pronto se vio como uno de los sistemas más efectivos para la movilización social, así como para la adquisición de poder”. Los indios son extraordinariamente sensibles al cálculo del poder y al status que este otorga en una sociedad muy jerarquizada. Aunque se da una lenta pero perceptible erosión de las jerarquías sociales, en la India como en otras sociedades orientales, el “status” y las redes de conexiones siguen siendo de vital importancia. En este contexto, las elecciones democráticas son, a los ojos de los indios, un medio para intentar mejorar su “status” e influencia en el medio territorial y social en el que operan. Y lo verdaderamente meritorio es que los procesos electorales indios se han desarrollado casi ininterrumpidamente desde la independencia del país. Es evidente que no se trata de una democracia parlamentaria de corte británico pero funciona y se ha adecuado a la “psique india” y a las especiales características del país.

Dada la fragmentación y la complejidad territorial, social y religiosa de la India, el resultado electoral es muy incierto. Dos grandes partidos de ámbito estatal destacan. El favorito en las encuestas es el Partido del Congreso, que preside Sohia Ghandi pero liderado por el actual primer ministro Manmohan Singh que ha gobernado desde 2004 encabezando una amplia coalición de 13 partidos. El segundo partido con opciones y principal opositor es el Bharatiya Janata Party (BJP) liderado por Lal Krishna Advani que gobernó entre 1998 y 2004 con una coalición de 23 partidos. Pero también cabe la remota posibilidad de que un “Tercer Frente” formado por la suma de diversos partidos regionales y de castas pudiese formar una nueva mayoría de gobierno. Su principal líder es Kumasi Mayawati que hoy es el primer ministro del Estado de Uttar Pradesh.

Gane quien gane las elecciones, el nuevo gobierno indio estará formado otra vez por una frágil coalición de varios y diversos partidos estatales, regionales y sociales. Y tendrá que afrontar retos de toda índole para gobernar en un marco de crisis económica global, con la amenaza real del terrorismo internacional e interno, las desigualdades territoriales y sociales y las tensiones religiosas entre hindúes (80,5 %), musulmanes (13,5 %), cristianos (2,3 %) y sikhs (1,9 %) . Sin embargo, el potencial de crecimiento de la economía india es tan enorme como su población que, en 2025, puede superar a la población china. Además, la India, a diferencia de China, cuenta a medio y largo plazo con la ventaja de contar con un sistema político e institucional democrático capaz de canalizar la participación y los intereses de los grupos sociales del país. Ha demostrado una asombrosa capacidad para gestionar la diversidad manteniendo la unidad territorial. Y cuenta con un gran capital humano muy joven y la segunda diáspora más importante del mundo con una fuerte influencia en EEUU y otros países occidentales. Finalmente y en palabras de Pavan K. Varma, merece destacar la habitual y sorprendente capacidad de los indios para resistir y superar las adversidades y para mantener la esperanza y el optimismo en un futuro más prometedor.