20080701 asuncion nicanor duarte frutos

El “vía crucis” del Partido Colorado

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 Nicanor Duarte Frutos; clic para aumentar
Sin lugar a dudas, el Partido Colorado le debe a Nicanor Duarte Frutos (en la foto) el dudoso privilegio de haber sido una de las principales causas que aceleró su caída. En efecto, el ex mandatario mostró una personalidad excesivamente autoritaria, incluso arrogante, que junto a sus discursos histriónicos y al aire mesiánico con el que aderezaba sus discursos políticos le enemistaron con gran parte del país.
 

Estamos a 20 de abril de 2008, y el ex obispo de San Pedro, Fernando Lugo Méndez, acaba de imponerse en los comicios, en un día sencillamente histórico, al Partido Colorado de Nicanor Duarte Frutos y Blanca Ovelar, tras 61 años ininterrumpidos de gobiernos colorados. La céntrica calle Palma, escoltada por el sobrio Panteón de los Héroes, mausoleo donde reposan varios próceres de la trágica historia paraguaya, rebosa de ciudadanos exhaustos por el triunfo opositor, y el grito de guerra "se siente, se siente, Lugo Presidente" parece inundarlo todo. A su vez, el ex vicepresidente y líder de Vanguardia Colorada, Luis Alberto Castiglioni, se dirige a la prensa y critica abiertamente a su partido y al presidente saliente, acusándolo de corrupto…

Se desataba, así, una auténtica tormenta política en el seno del hasta entonces inamovible Partido Colorado. Lo que aún no sabían entonces los líderes colorados era que el "vía crucis" no había hecho más que empezar.

Siete meses después de la debacle colorada en las urnas, y a más de tres meses de su definitiva salida del poder tras la asunción de Fernando Lugo como flamante Presidente de la República, el Partido Colorado sigue inmerso en una auténtica crisis difícil de superar, y que amenaza con extenderse sine die, especialmente a causa de las disputas internas en el seno del partido y a la mala imagen cosechada tras más de medio siglo de gobiernos corruptos. Para comprender la debacle colorada y el triunfo de Lugo es del todo indispensable detenernos en las causas de la caída del Partido Colorado.

Nicanor Duarte Frutos

Sin lugar a dudas, el Partido Colorado le debe a Nicanor Duarte Frutos el dudoso privilegio de haber sido una de las principales causas que aceleró su caída. En efecto, el ex mandatario mostró una personalidad excesivamente autoritaria, incluso arrogante, que junto a sus discursos histriónicos y al aire mesiánico con el que aderezaba sus discursos políticos le enemistaron con gran parte del país. Y es que, no en vano, sus salidas de tono le enfrentaron con la Iglesia Católica, con la oposición, con los medios de comunicación e, incluso, con gran parte de las bases de su propio partido; de ahí que, para muchos analistas, no esté demasiado claro si el mérito de defenestrar al Partido Colorado del Gobierno de la República deba recaer en el carismático Fernando Lugo o en el mandatario saliente.

Su enfrentamiento con la Iglesia Católica se inicia en el 2003, inmediatamente después de ser electo presidente, tras admitir que era creyente de la Iglesia Protestante Raíces y acusar a los líderes católicos paraguayos de "hipócritas" y "fariseos"(1), afirmaciones que obviamente no sentaron nada bien en el seno de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP). El enfrentamiento con la Iglesia Católica arreció aún más tras la postulación de Fernando Lugo como presidenciable, en la navidad de 2006, y se mantendría hasta las elecciones del 20 de abril de 2008, con la victoria del ex obispo; incluso Duarte Frutos, en un alarde de falta de visión política, llegó a aconsejar a la población que no se fiaran "de los que usan pollera larga" ya que "los sacerdotes que están en los vicios, en la fornicación, que se burlan del celibato, esta gente de pronto se aparta y se pierde la confianza en ellos"(2), declaraciones que, obviamente, hicieron reaccionar a líderes de su propio partido en su contra(3) y que, visto en perspectiva, hace menos sorprendente que quien venciera definitivamente a los colorados fuera un ex obispo, más aún teniendo en cuenta que el 95% de la población paraguaya se declara católica y que el catolicismo, en un país aún muy tradicional, conserva una gran influencia social.

Por otro lado, debemos recordar que uno de los principales factores que hicieron reaccionar a la oposición ante Duarte Frutos fueron sus continuos intentos de hacerse con más poder, llegando incluso a acusársele de violar la Constitución. Fue precisamente en ese contexto cuando surgió con fuerza la figura de Fernando Lugo, liderando en marzo de 2006 una manifestación en repudio de los intentos de reforma constitucional por parte del presidente, que perseguía con ahínco reformar la Carta Magna para conseguir su reelección indefinida. Es más, el mandatario llegó a violar la Constitución al asumir, a la vez, la presidencia de la ANR y de la República, y volvió a crear una enorme tensión política al postularse como senador electo en las pasadas elecciones, cuando la Constitución le mandaba ser senador vitalicio "con voz pero sin voto", cargo reservado a todos los presidentes paraguayos.

Otro de los grandes enemigos de Duarte Frutos ha sido, sin duda, los medios de comunicación. El ex mandatario, asediado por las continuas acusaciones de corrupción y nepotismo de la prensa hacia su gabinete ministerial y hacia casi todo el aparato oligárquico del coloradismo, muchas veces con acusaciones más que fundadas, hizo del ataque furibundo hacia los medios de comunicación una de sus principales señas de identidad. Entre sus desaires de la pasada campaña electoral destaca uno especialmente hiriente, en el que llegó a exclamar que existía "una prensa escrita y televisiva funcional y periodistas mediocres que anhelan fervientemente la caída del Partido Colorado", a lo que añadió que tras las elecciones "se tragarán sus vómitos"(4). Ante tal clima de intimidación por parte del Jefe del Estado hacia la prensa, incluso la organización Reporteros Sin Fronteras condenó las declaraciones del mandatario, afirmando que éstas "caen muy mal en esta precampaña electoral, en la que los periodistas ya están sufriendo amenazas y presiones"(5) en Paraguay. Y aunque cinco meses más tarde el ex mandatario se disculpó públicamente, aseverando que "fue un error lo que hice con la prensa […] lamentablemente tuve un conflicto con los medios y eso me generó mucho espíritu corporativo, lo estoy pagando"(6), lo cierto es que, tal y como insinuaba, era ya demasiado tarde.

División interna

Sin duda, una de las causas esenciales de la caída del Partido Colorado ha sido la incapacidad del coloradismo de presentarse a las elecciones de manera unida y homogénea. Y aunque las divisiones internas en el seno del coloradismo no son algo atípico en la historia del propio partido, tal y como veremos, la crisis a la que se enfrenta actualmente parece ser de mayores dimensiones.

Efectivamente, las divisiones internas del coloradismo se remontan a la dictadura stronista; y es que, cuando Stroessner optó por consolidar su poder en el seno del Partido Colorado, envió o forzó al exilio a los más importantes referentes de la oposición colorada de entonces, entre ellos a Epifanio Méndez Fleitas, tío del actual Presidente de la República, Fernando Lugo Méndez, lo que condujo a las primeras escisiones y divisiones importantes en el seno del partido, con la creación en el exilio de diversas organizaciones coloradas opuestas a la dictadura de Stroessner, entre las que destacan el Movimiento Popular Colorado (más conocido como MOPOCO) o la Oposición Nacional Republicana en el Exilio y la Resistencia (ANRER). Es más, la caída de Stroessner la precipitaría, mediante golpe de estado, el general Andrés Rodríguez, que además de consuegro del dictador era su compañero de armas y correligionario político.

Tras la caída del dictador, ya bajo un régimen democrático, las desavenencias y trifulcas internas no cesaron. En 1992 se enfrentarían en las internas coloradas Juan Carlos Wasmosy y Luís María Argaña, del que saldría vencedor el primero gracias al fraude electoral, herida que aún no está del todo cicatrizada. Cuatro años más tarde el general colorado Lino César Oviedo realizaría un golpe de Estado fallido contra el gobierno de Wasmosy, y en 1999 se le acusaba de ser el responsable del magnicidio que acabó con la vida del vicepresidente Luís María Argaña. Y, ya más recientemente, el adversario de Nicanor Duarte Frutos en las internas del 2003, Osvaldo Domínguez Dibb -empresario enfrentado a Duarte Frutos y a la candidata de éste, Blanca Ovelar- se hacía con la presidencia del Partido Colorado a mediados de este año tras una criticada Resolución del Tribunal Electoral Partidario, que declaraba inválida "por inconstitucional- la presidencia de Nicanor Duarte Frutos. Tras algunos meses de presidencia de Domínguez Dibb, las luchas internas arreciaron de nuevo, y tras un más que controvertido fallo de la Corte Suprema de Justicia, esta vez a favor de Duarte Frutos(7), asumía la presidencia de la Asociación Nacional Republicana -A.N.R., o Partido Colorado- Lilian Samaniego, que hasta entonces militaba en Vanguardia Colorada, movimiento liderado por Luis Alberto Castiglioni, ex vicepresidente, opositor y gran derrotado en las pasadas internas ante Blanca Ovelar, además de uno de los mayores críticos del Partido Colorado y de Duarte Frutos.

A día de hoy, por tanto, la crisis interna colorada es enorme, y su fragmentación amenaza con hipotecar el futuro del antaño poderosísimo Partido Colorado; cabe decir que las facciones disidentes coloradas de mayor importancia se vertebran en torno a los ya mencionados Domínguez Dibb y Alberto Castiglioni, aunque habría que añadir que el hermano mayor de Fernando Lugo, Pompeyo Lugo, es militante colorado y lidera un movimiento interno que apoya a su hermano, la fracción Resistencia Colorada. Resistencia Colorada no tiene tanta fuerza como las demás fracciones opositoras lideradas por Domínguez Dibb y Castiglioni, aunque Pompeyo ya ha afirmado que piensa postularse para una futura presidencia del Partido Colorado, por lo que el frente opositor abierto en las filas coloradas por éste continúa abierto. En cuanto al movimiento del empresario Domínguez Dibb, éste parece no tener ya demasiado peso ni en la cúpula ni en las bases coloradas, a pesar de haber ejercido la presidencia de la ANR en los últimos meses "por mandato judicial-. El verdadero escollo para la reconciliación colorada estriba en el movimiento Vanguardia Colorada de Castiglioni, apoyado por una importante facción del coloradismo opositor y que, de forma reiterada, ha sido acusado de traidor y anticolorado por el oficialismo, sobre todo tras justificar la caída del Partido Colorado y llamar a la abstención en las pasadas elecciones presidenciales. Ésta es, además, una de las pocas facciones del Partido Colorado que se ha comprometido a apoyar al gobierno de Lugo tanto en el Senado como en el Congreso, para así intentar paliar la oposición férrea que el oficialismo colorado y el partido de Lino Oviedo, la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (Unace) lleva a cabo en ambas Cámaras, que paralizan sistemáticamente las propuestas del nuevo gobierno aliancista de Fernando Lugo.
En fin, parece que la actual crisis política del coloradismo no hace sino ahondarse, y más aún teniendo en cuenta que sus distintas facciones internas son incapaces de reunirse y consensuar una nueva hoja de ruta que les permita ejercer de oposición y preparar el camino para una profunda renovación, con miras a las próximas elecciones. Y es que si la actual presidenta de la A.N.R., Lilian Samaniego, afirmaba hace apenas unos días que asumía el cargo para "reconstruir el Partido Colorado"(8), parece difícil que lo pueda conseguir manteniendo la línea política que los llevó a la llanura y sin entonar un solo mea culpa desde el oficialismo colorado. Y es que, para parte del coloradismo, tal y como afirmó el número dos de Castiglioni, Zacarías Irún, "Lilian es una traidora y no tiene autoridad moral ni política para ser presidenta"(9). De ahí que tanto los partidarios de Castiglioni como los de Domínguez Dibb no estén dispuestos, aún, a cerrar en falso la profunda crisis que azota al Coloradismo.

Corrupción

La corrupción es, sin duda, el problema más grave al que se enfrenta el país y afecta, además, a todo el aparato institucional. Es más, los casos de corrupción son públicamente conocidos y día a día la prensa destapa nuevas corruptelas, aunque en la mayoría de las ocasiones éstas quedan impunes. Y es que a la corrupción generalizada "Paraguay, de forma invariable, se posiciona año tras año como uno de los países más corruptos del mundo, según los informes de Transparencia Internacional- se le suma una impunidad flagrante, orquestada desde la justicia, sumamente politizada y controlada por el Partido Colorado "de ahí que Fernando Lugo prometiera, en su programa electoral, una reforma profunda del sistema judicial.

Por si fuera poco, la corrupción ha afectado a ámbitos especialmente sensibles, como fondos destinados a adquirir leche para niños desnutridos "no olvidemos que, según Unicef, uno de cada siete niños paraguayos sufre malnutrición crónica-, galletas para escolares, comida para pobres o kits de partos. Uno de los casos más célebres fue el robo, hace unos meses, de 19 fusiles M-16 y 70.000 cartuchos de balas de la infantería paraguaya(10), supuestamente destinados al mercado de las favelas brasileñas. El hecho es que los ladrones tuvieron el decoro de remplazar las balas y los fusiles robados, poniendo en el lugar original piedras y 19 réplicas de madera de los fusiles sustraídos.

Es más, la corrupción ha afectado a créditos internacionales -especialmente célebre en ese sentido es la corrupción relacionada con las ayudas a la cooperación y los créditos procedentes de Taiwán- y a los más altos dignatarios del país "el ex presidente Nicanor Duarte Frutos y dos de sus ministras ya han sido denunciados por corrupción, entre ellas la candidata presidencial colorada, Blanca Ovelar- , con lo que la imagen del país se ha visto seriamente dañada en demasiadas ocasiones.

En fin, parafraseando el título de uno de los últimos artículos de la brillante periodista paraguaya Mabel Rehnfeldt, sólo cabe constatar que "La corrupción tuvo color: ¡Colorado!"(11).

Itaipú y Yacyretá

En cuanto al polémico tema de las binacionales de Itaipú y Yacyretá, hasta ahora las reivindicaciones se han centrado en Itaipú(12), por ser la de mayor importancia y la que, se considera, podría centrar un precedente para el posterior tratado de la argentino-paraguaya Yacyretá. La propuesta de renegociación de la central hidroeléctrica de Itaipú de la APC recogía, evidentemente, las principales reivindicaciones históricas de la opinión pública y de la abrumadora mayoría de la sociedad paraguaya, que pueden sintetizarse en cinco puntos: libre disponibilidad de la energía o, en su defecto, renegociación al alza "hasta ajustarlas al precio de mercado- de las tarifas de la electricidad que cede Paraguay a Brasil, cogestión plena de la entidad binacional "hasta ahora la parte brasileña tiene mayor influencia y capacidad de decisión-, fiscalización conjunta, revisión de la deuda "Itaipú aún debe a Electrobrás unos 30.000 millones de dólares hasta el año 2023- y la terminación de las obras.

Este punto del programa de Lugo debilitó en gran medida la credibilidad del Gobierno colorado de Nicanor Duarte Frutos, ya que las binacionales se habían convertido más en un premio político para los líderes colorados que no un elemento de desarrollo del país, hecho que quedó plenamente de manifiesto cuando, en plena crisis colorada, Duarte Frutos ofreció la dirección de las binacionales a los opositores Castiglioni y Zacarías Irún, a cambio de apoyar a su candidata presidencial, Blanca Ovelar. Duarte Frutos, en un alarde de sinceridad con la prensa, llegó a afirmar que "les podemos dar Itaipú y Yacyretá. ¡No hay ningún problema! ¿Qué creen, que la lucha por el poder es la lucha por los bienes espirituales para el más allá? ¡La lucha política es la lucha por los bienes del poder temporal!"(13). Declaraciones que, por si fuera poco, tomaban un matiz aún más ofensivo para todos aquellos que recordaban el programa político con el que asumió Duarte Frutos tras las elecciones presidenciales de 2003, en el que se afirmaba que "durante la vigencia de gobiernos autoritarios en la región, la hidroeléctrica Itaipú ha servido para establecer una poderosa oligarquía corrupta en el Paraguay que, a cambio de negociados, ha adoptado decisiones convenientes para una sola de las partes [léase Brasil].

Esta situación de dependencia debería modificarse hacia otra de equidad en el trato, que favorezca un desarrollo económico social y ambiental sostenible de ambos pueblos"(12). Ello, junto a los continuos casos de corrupción y prebendarismo destapados por la prensa que involucraban a las autoridades y al personal paraguayo de Itaipú, no hicieron, evidentemente, más que elevar la indignación de gran parte de la sociedad paraguaya. Ello se tradujo, claro está, en un resultado electoral adverso hacia un partido que, ya de manera evidente bajo el gobierno de Nicanor Duarte Frutos, había incumplido la mayoría de sus promesas electorales.

Factores diversos

Por último, a las causas de la caída del Partido Colorado debemos sumarle diversos factores exógenos de gran importancia, entre los que destaca la unión de casi toda la oposición y de gran cantidad de organizaciones sociales y civiles -desde ONG’s a movimientos campesinos, pasando por centrales sindicales y asociaciones de emigrantes paraguayos en el exterior- en un frente electoral común para vencer al oficialismo colorado bajo el liderazgo carismático del ex prelado Fernando Lugo, la Alianza Patriótica para el Cambio (APC).

Efectivamente, Fernando Lugo consiguió aglutinar en torno a sí a una treintena larga de partidos políticos, movimientos campesinos y organizaciones sociales, entre las que destacan la coalición con la que se presentó a las elecciones, la Alianza Patriótica para el Cambio, y el izquierdista Bloque Social y Popular, creando así la plataforma opositora más grande y potente de la historia paraguaya.

Las causas de este apoyo masivo son heterogéneas, aunque podemos deslindar algunas de ellas. El apoyo de los movimientos campesinos, también llamados "sin tierra", se empezó a forjar ya en los años noventa, cuando Lugo se curtió al frente de las Comunidades Eclesiales de Base (CEB), auténticas avanzadillas católicas en los sectores rurales más alejados de los núcleos de población, y en las que Fernando Lugo pudo volcarse de lleno en el apoyo a amplios grupos campesinos pauperizados y a comunidades indígenas abandonadas a su suerte.

Desde su labor en las CEB, y posteriormente como obispo del departamento de San Pedro, el más pobre del país, Lugo se interiorizó de las dificultades e injusticias a las que se veía expuesto el campesinado más pobre del país, en contraste con las grandes comodidades de muchos de los terratenientes que cultivaban sus productos orientados a la exportación, especialmente la soja, y que poseían cientos y miles de hectáreas de tierras cultivadas. Y es que, no en vano, Paraguay es uno de los países con mayor índice de desigualdad del mundo, tanto en lo que respecta a la renta como a la propiedad de la tierra(14). De ahí que Lugo viviera en primera persona el "problema agrario", y optara por pronunciarse públicamente, ya desde finales de los noventa, a favor de una reforma agraria y de una mayor equidad en la repartición de la tierra aunque, eso sí, sin dejar de denunciar los métodos violentos de los campesinos autodenominados "sin tierra", que invadían propiedades a la fuerza y, sobre todo, los desalojos violentos practicados por policías y militares.

Todo ello hizo, junto a su promesa de llevar a cabo una "reforma agraria integral" en el supuesto de que accediera a la Presidencia de la República, que la gran mayoría de sectores campesinos apoyara masivamente la candidatura del ex obispo, tal y como sucedió en el caso de la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (MCNOC), la Federación Nacional Campesina (FNC), el Movimiento Agrario y Popular, el Movimiento Campesino Paraguayo, la Coordinadora Popular de Agricultores de Paraguay (CPAP) y la Organización Campesina Nacional (ONAC), por ejemplo.

A este apoyo generalizado del sector agrario popular se le sumó el apoyo explícito de los más importantes partidos de izquierda y centrales sindicales del país, sobre todo a causa del carisma del ex obispo y a sus promesas sobre implementar mayores servicios sociales en el país, mejorar la distribución de la riqueza, recuperar la soberanía nacional en Itaipú y Yacyretá y desterrar la corrupción. De ahí que Lugo aglutinara en su seno a partidos nominalmente socialistas, comunistas, chavistas (P-MAS) y a sindicatos de diversa índole (CNT, CGT, CUT), unidos circunstancialmente al poderoso Partido Liberal Radical Auténtico de Federico Franco -de centroderecha y segundo partido, en número de votos, del país- con el objetivo común de arrebatar del poder, en una oportunidad histórica, al Partido Colorado.

Finalmente, no se debería subvalorar uno de los factores que, como todos los anteriores, sumó para desbancar por primera vez, desde 1947, al coloradismo del poder; el pasado stronista de la Asociación Nacional Republicana. Este hecho, que a priori pudiera parecer baladí, no lo es tanto si recordamos el escándalo que trastocó a la sociedad paraguaya en septiembre de 2006, cuando la Junta de Gobierno del Partido Colorado decidió homenajear al dictador Alfredo Stroessner con un minuto de silencio, ya que en aquel entonces hacía poco que el dictador había fallecido, todo sea dicho, en su exilio dorado de Brasilia. Las críticas al Partido Colorado no se hicieron esperar, tanto desde el mismo coloradismo como desde los partidos opositores y organizaciones sociales y pro derechos humanos. Y es que ese minuto de silencio en homenaje a la feroz dictadura de Stroessner "la más larga de Iberoamérica, tras la de Fidel Castro-, tuvo efectos muy nocivos para la imagen del Partido Colorado, ya que tal y como afirmara el senador opositor J. Nicolás Morínigo, "el minuto de silencio […] es una expresión de reconocimiento, de vinculación existente entre el Partido Colorado y el stronismo"(15), más aún teniendo en cuenta que el Partido Colorado nunca ha dado muestras de arrepentimiento por haber sido el sostén básico de la dictadura e, incluso, diversos descendientes de Stroessner se desempeñan actualmente como importantes líderes colorados, como es el caso de Alfredo "Goli" Stroessner, nieto del dictador.

Quizá para superar ese "vía crucis" colorado sus líderes deberían reflexionar sobre si es o no fortuito que el hijo de Guillermo Lugo Ramos y Maximina Pérez Fleitas, presos políticos bajo el régimen de Stroessner sea, cosas del destino, Fernando Lugo Méndez, actual Presidente de la República del Paraguay. Si lo hacen, probablemente estén más cerca de renovar y adaptar el coloradismo a la nueva realidad paraguaya. Es más, entonces quizá descubran que los tres hermanos mayores de Fernando Lugo tomaron el camino del exilio, al igual que el ilustre tío materno de la familia, Epifanio Méndez Fleitas, intelectual colorado que, en el exilio uruguayo, creó el Movimiento Popular Colorado (MOPOCO) que se enfrentó al dictador. Quizá, sólo quizá, el "vía crucis" colorado tenga algo que ver con el imaginario político y los símbolos partidarios. Aunque, para bien o para mal, eso tiene solución: tanto Epifanio Méndez como Alfredo Stroessner eran colorados. Sólo es cuestión de saber escoger el referente adecuado.


Notas:

(1) http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_2997000/2997775.stm.

(2) El Deber -Bolivia-, 9 de agosto de 2008.

(3) http://www.tererevip.com/wp0/index.php/2007/08/22/
ataques-de-nicanor-a-la-iglesia-resta-votos-al-coloradismo-segun-titular-de-diputados/
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(4) Última Hora, 9 de abril de 2008.

(5) Informe Anual 2008 Américas, de Reporteros Sin Fronteras. Págs. 57-58. Enlace: http://www.rsf.org/IMG/pdf/rapport_es_ameriques-2.pdf.

(6) ABC Color, 19 de septiembre de 2009.

(7) ABC Color, 20 de noviembre de 2008.

(8) ABC Color, 20 de noviembre de 2008.

(9) ABC Color, 16 de septiembre de 2008.

(10) ABC Color, 9 de enero de 2008.

(11) Al respecto, consultar la siguiente obra: VV.AA., Partido Colorado: Las causas de su caída (2008). Editorial Azeta, Asunción (Paraguay). Capítulo IX "La corrupción tuvo color: ¡Colorado!" a cargo de Mabel Rehnfeldt, Págs. 151-164.

(12) Al respecto, consultar la siguiente obra: VV.AA., Partido Colorado: Las causas de su caída (2008). Editorial Azeta, Asunción (Paraguay). Capítulo IV "Las administraciones coloradas vendieron la patria en Itaipú" a cargo de Ramón Casco Carreras, Págs. 69-88.

(13) Última Hora, 4 de enero de 2008.

(14) Consultar Índice Gini: http://www.nationmaster.com/graph/
eco_dis_of_fam_inc_gin_ind-distribution-family-income-gini-index
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(15) ABC Color, 25 de septiembre de 2006.