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China y América Latina: ¿Un nuevo frente ideológico?

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Latinoamérica es un exportador neto de recursos energéticos de tipo primario (Petróleo, Carbón), es por ello que China busca, ante la necesidad de adquirir una mayor prosperidad económica, un mejor diálogo político con la región; alcanzando consensos sobre cooperación económica, inversión tecnologías para proyectos conjuntos. Así se evidencian las inversiones chinas en los campos petroleros venezolanos de Caracoles y Norte de Intercampo por 358 Millones de US$, y en Perú, por parte de la China National Petroleum, la cual accedió a ciertos sectores del campo petrolero de Talara en montos superiores a los 63 millones de US$.
 

Resumen

El presente trabajo analiza los aspectos determinantes de las relaciones sino-latinoamericanas en la actualidad. El ascenso chino como importador mundial de commodities y materias primas ha resultado un elemento destacado en la optimización de los vínculos transpacíficos. En este marco, los intercambios gubernamentales sino-latinoamericanos de primera línea permiten profundizar los lazos a largo plazo, incorporando matices aportados por actores no gubernamentales y temas no-tradicionales en la agenda de negociaciones: cooperación energética, alianzas estratégicas, terrorismo internacional. A grandes rasgos, ALC y la R.P.Ch tuvieron un único pasado, hoy ambas regiones buscan su propio y único futuro mediante los determinantes políticos y económicos asumidos por sus gobiernos.

Introducción

En el inicio del siglo XXI, la República Popular China (R.P.Ch) lleva a cabo una activa política en América latina y el Caribe (ALC), consistente, entre otras medidas, en un programa de visitas diplomáticas por parte de líderes políticos de primera línea en la conducción del Gobierno y Partido. La avanzada y posterior profundización de los vínculos con la región encuentran su explicación en la apertura diplomática china en los años 70, las consecuencias del aislamiento internacional al que fue sometido Beijing luego de los acontecimientos de Tiananmen (1989), el interés por acceder a nuevos mercados y las crecientes actividades del gobierno taiwanés ( R.O.C) en Latinoamérica. Actualmente, mientras la política norteamericana centra su atención en Oriente, China se encuentra estableciendo verdaderos nexos con los principales países de la región (Méjico, Argentina, Chile, Brasil, Venezuela) a través del desembolso de inversiones en montos superiores a los 70.000 millones de US$.

La realidad demuestra que el Partido Comunista Chino (PCCh), por razones políticas y comerciales, privilegia su enlace con América del Sur: la clave de esta coyuntura es el vínculo con Brasil y la forma en que el MERCOSUR juega un papel relevante como bloque. A su vez, Beijing aspira a reforzar su sociedad con la región de la misma forma en que Washington y la Unión Europea (UE) lo hacen con Asia. Tal vez no sea coincidencia que la R.P.Ch haya desarrollado el mayor centro de estudios del mundo sobre América Latina.

Tiempo atrás, eran los Jefes de Gobiernos y Grupos de Empresarios latinoamericanos los que buscaban fortalecer las conexiones con China, pero ahora los papeles se han invertido y es la superpotencia la que ha salido a conquistar nuevos mercados en la región. Sin embargo, no todo responde a factores de índole económica/comercial. Ambas partes, en vías de desarrollo, comparten una historia y aspiraciones similares, encontrándose actualmente más cercanas desde que comenzara el proceso de aproximación hace tres décadas, producto del giro ideológico latinoamericano en los últimos años. Sobre este fondo se desarrolla un panorama regional que ya ha incluido la emergencia de un proceso revolucionario abierto en Bolivia; con importantes luchas del movimiento obrero y cocalero, materializadas en el triunfo de Evo Morales; una carrera armamentista por parte del régimen venezolano de Hugo Chávez; y la llegada al poder de Gobiernos de izquierda en Chile, Argentina, Brasil y Uruguay.

Lo arriba planteado es una muestra del empeoramiento de las condiciones de “estabilidad” para la administración de George W. Bush, en una zona que hasta hace poco era presentada como el patio trasero de los EE.UU., y que actualmente se ha transformado en el punto más álgido de la crisis de dominio que atraviesa Washington a escala mundial. Crisis de dominio que es expresión de las dificultades norteamericanas para resolver los distintos conflictos y contradicciones que afectan sus intereses regionales (como quedó demostrado en la última Cumbre de las Américas), con la misma eficacia contrarrevolucionaria con que lo hacía en el período de la Guerra Fría. La “debilidad” de EE.UU. es aprovechada por Beijing para avanzar en la prosecución de sus intereses tanto en el plano interno, como en un área prioritaria para su influencia geopolítica en el Tercer Mundo.

China y su seguridad energética: ¿Un puente para Latinoamerica?

Un aspecto importante a desarrollar, es como se vinculan las necesidades energéticas chinas en el contexto latinoamericano, tratando de determinar cómo este enlace moldea la competencia estratégica entre la R.P.Ch y EE.UU. en el Tercer Mundo.

China ha aplicado una política multilateral y de cooperación energética regional, la cual genera expectativas. Para el año 2010, Asia será el mayor consumidor de energía primaria del mundo y China no es ajena a ello; para el 2003 el gigante asiático se transformó en el segundo importador mundial de petróleo, desplazando al Japón. Como lo expresa el analista chileno Martín Pérez Le Fort: “China desarrolló una diplomacia energética muy activa en diversas regiones tales como Africa (Sudan y Nigeria), Asia Central (Kazajastán) y Latinoamerica (Venezuela y Perú), internacionalizando así la industria del petróleo con actividades de exploración y adquisición”(1).

La diplomacia china debió reorientar sus opciones estratégicas, producto de la inestabilidad en su entorno regional; caracterizado por las nuevas amenazas asimétricas (terrorismo), una mayor presencia norteamericana en Asia-Pacifico, el conflicto latente con Taiwán y el enfrentamiento con algunos países de la ASEAN por las Islas Spratlys(2). En este sentido, el eje de evaluación china demanda que el país diversifique sus fuentes de recursos energéticos ante posibles crisis de algunos de sus proveedores en Asia Central y Oriente Medio(3), poniendo su atención en los yacimientos latinoamericanos.

Latinoamérica es un exportador neto de recursos energéticos de tipo primario (Petróleo, Carbón), es por ello que China busca, ante la necesidad de adquirir una mayor prosperidad económica, un mejor diálogo político con la región; alcanzando consensos sobre cooperación económica, inversión tecnologías para proyectos conjuntos(4). Así se evidencian las inversiones chinas en los campos petroleros venezolanos de Caracoles y Norte de Intercampo por 358 Millones de US$, y en Perú, por parte de la China National Petroleum, la cual accedió a ciertos sectores del campo petrolero de Talara en montos superiores a los 63 millones de US$(5).

Por otro lado, Beijing apunta a la explotación de recursos en la faja del Orinoco, las cuales contienen cuantiosas reservas de bitúmnes naturales. Empresas multinacionales chinas como China National Oil and Gas Explotaration and Development Corporation (CNODC) trabajan en la región, y todo hace pensar que la presencia de las mismas se incremente, principalmente en aquellos países miembros de la OPEP que mantienen una relación “hostil” con los EE.UU. Los intereses de petróleo y gas de Washington en la región se ven amenazados por las agitaciones políticas en Venezuela y otras naciones andinas ricas en recursos energéticos, permitiendo una mayor injerencia china. Peter Hakim, analista norteamericana manifiesta al respecto: “Estados Unidos podría acabar pagando un alto precio por los retrocesos y la política inestable de la región. Por desgracia, existen pocas perspectivas de un giro en las relaciones entre ambas partes en el corto plazo”(6).

El sentido de impulsar la denominada “revolución bolivariana” por Caracas, esta siendo seguida de cerca por China. La administración Chávez ha lanzado una alianza energética con los Estados del Caribe ““Petrocaribe”“, situación que abre un puente para el accionar diplomática de Beijing en una región en la cual puja con la diplomacia taiwanesa(7). En América del Sur, Chávez ha propuesto la creación de Petrosur: confederación de compañías petroleras de propiedad estatal latinoamericanas. A través de sus inversiones en recursos energéticos, el gigante asiático busca mayor presencia en las estructuras de producción y generación energética de ALC, permitiendo asimismo, consolidar mecanismos de diálogo con las economías productoras de hidrocarburos, como con los bloques regionales: MERCOSUR, y CAN.

En síntesis, China busca estabilidad política para no ver afectadas sus necesidades energéticas futuras.

El factor chino en la nueva coyuntura regional

ALC en la actualidad y específicamente Sudamérica, se presentan como un frente común anti-norteamericano, producto del giro ideológico de la región en los últimos años. Coincidimos con la afirmación del analista argentino Sergio Cesarin: “Para la dirigencia china, el actual escenario latinoamericano es ideal para ampliar él dialogó político con la nueva dirigencia (Chávez, Lula, Kirchner(8))”. La menor presencia de EE.UU. en Latinoamerica genera espacios geográficos “disponibles”(9), los cuales se tornan atractivos para la diplomacia china. Sin embargo, no podemos afirmar que el cambio político regional responde a una mayor influencia ideológica china, aunque hay antecedentes de vínculos entre los Partidos Comunistas Latinoamericanos y el PCCh (principalmente con los partidos políticos de aquellos países que daban reconocimiento diplomático a la R.O.C.).

Durante la puja Este / Oeste se crearon “márgenes ideológicos”, los cuales fueron “utilizados” por PCCh para apoyar el debate crítico del comunismo tercermundista sobre los modelos y paradigmas prevalecientes allí(10). Por su parte, dentro de la nueva estructura internacional, Latinoamérica debió tener en cuenta las oportunidades comerciales para equilibrar las relaciones asimétricas existente entre las regiones (evitando un nuevo esquema de relación Norte-Sur), en especial el caso de la Zona Económica China, cuya brecha se profundizaría como consecuencia de los cambios cualitativos chinos y su ascenso dentro de la estratificación internacional de Estados.

Beijing es consciente que la región está bajo el predominio directo norteamericano, con lo cual debe continuar trabajando en la ampliación de su libertad política ““diplomática por medio de la cooperación en distintos campos. Estos pueden agruparse en distintas categorías o “cestas”: 1) Intereses Estratégicos Internacionales: los países latinoamericanos mantienen el apoyo a los proyectos de cooperación Sur / Sur impulsados por China en el marco de los Foros Internacionales. 2) Intereses Estratégicos Regionales: centrándose en temas específicos de cooperación técnica y económica, cuestión de mayor atención para Centro América y el Caribe(11).

Los países latinoamericanos mantienen visiones compartidas sobre el nuevo rol de Beijing en el concierto internacional, dada la imagen “positiva” del capitalismo con características chinas en los sectores intelectuales de la región. La R.P.Ch busca transformarse en un Polo de cooperación alternativo a Washington, ya que necesita del apoyo de los principales Estados (Argentina, Méjico, Brasil, Chile, Venezuela) para consolidar su ascenso al Status de Potencia Global. Beijing asume esta responsabilidad de maniobrar en un frente geográfico distante de sus fronteras, habrá que observar hasta donde EE.UU. lo permite.

Luego del atentado a las torres gemelas (11-S), el Departamento de Estado Norteamericano siguió de cerca la presencia China en ALC; situación motorizada por el retiro del apoyo latinoamericano a las políticas de Washington en la región (ALCA). Roger Noriega, Secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental de los EE.UU. ha manifestado: “China ha venido traduciendo su éxito económico (y su búsqueda de recursos para alimentar su desarrollo económico) en una mayor influencia en América Latina y el Caribe”¦. Estados Unidos seguirá observando de cerca la estrategia china para llegar hasta América Latina, a fin de asegurarse de que esta actividad es compatible con el duramente ganado progreso de la región hacia la democracia representativa”(12).

Ante la situación imperante, el gigante asiático busca acuerdos que no confronten con los intereses norteamericanos en materia de seguridad. Si preocupa a la Casa Blanca el impacto que pueda llegar a tener en las instituciones democráticas latinoamericanas, con una historia cargada de golpes de estados, una mayor presencia ideológica china en el sub.-Continente: Nada hace prever que esto ocurra.

El nuevo soft power chino: Los chinos de Ultramar

Las comunidades de origen chino en latinoamerica se han destacado por crear redes de contactos con las comunidades autóctonas, animando una mayor interacción cultural y económica.

La etnia china en ALC se ha transformado en una de las colonias orientales más numerosas e influyentes en el subcontinente, estimada en una población de 300.000 personas. Esta realidad se apoya en que las mismas -diásporas chinas- conforman una eficaz red de capitales que convierte a China en una economía que desbordan sus fronteras. En la medida que este proceso conllevó a la fundación de familias sino-latinoamericanas, se tendió a incrementar el interés por acceder a un mayor conocimiento mutuo de los valores socioculturales(13).

La relevancia de los chinos de ultramar radica en su desarrollo económico, la magnitud de su control en la interdependencia comercial/financiera, sumado a la red de contactos que posen (networks) y al grado de control ejercido sobre algunos sectores productivos: aún siendo minoritarios sobre el total de población local. A sido relevante además, la red de egresados universitarios de origen chino que se han formado en Universidades de América Latina y EE.UU. Daniel Okimoto, Profesor de Stanford, especialista en economía asiática, señala: “En gran parte de las facultades de ingeniería de Estados Unidos, la mitad de los estudiantes son asiáticos, y de ellos la mayoría son chinos”(14).

En cuanto a la distribución de estudiantes matriculados en las diferentes ramas académicas de educación superior, podemos apreciarlo en el cuadro:

Estudiantes matriculados por ramas académicas (10.000 personas), año 2003
Filosofía0,6
Economía87,6
Derecho27,2
Pedagogía23,6
Literatura81,9
Historia6,2
Ciencia Naturales53,7
Politécnicas214,8
Agronomía18,2
Medicina42,3
Fuente: www.china.org.cn

Esta capa de elite de profesionales desarrolló actividades económicas (Joint venture) que involucran a empresas de capitales mixtos en países como: Perú, Brasil, Argentina y Bolivia. Asimismo, la dinámica comercial de las diásporas chinas se explica por el imperativo de mantener competitividad internacional en el contexto de crecientes costos de producción en economías más desarrolladas(15).

La comunidad china de ultramar debe considerarse proveedora de capitales de inversión y además, como un “factor de estabilización” y “lobby” con capacidad de gerenciar procesos de negociación comercial y diplomática. Su participación en el proceso de toma de decisiones actuales es determinante en la concreción de vínculos transpacificos más estrechos.

Entre Washington y Beijing: ¿América Latina?

El impacto del crecimiento de la República Popular China (R.P.Ch) de cara al siglo XXI arroja resultados “prometedores” para sus socios de ALC. Recientemente el presidente chino Hu Jintao firmó 39 acuerdos comerciales con cinco naciones de la región. Estas alianzas estratégicas conllevan inversiones en Argentina, Venezuela, Chile y Brasil superiores a los $20 mil millones de dólares. De hecho, como lo expresa el columnista Andrés Oppenheimer: “…el Vice presidente chino, Zeng Qinghong pasó mas tiempo en la región latinoamericana estos últimos cuatro años, que su contraparte norteamericano Dick Cheney(16)”. El empuje diplomático chino ““asimismo- se dirigió al Caribe, traducido en una serie de créditos para la Cuba de Fidel Castro. Beijing ofreció más de $50 mil millones de dólares en inversión y créditos a los países centroamericanos.

En la última década, el flujo del intercambio comercial sino-latinoamericano en su conjunto se incrementó siete veces, lo cual demuestra que la cooperación entre ambas partes tiene grandes posibilidades de progreso. En el periodo comprendido entre Enero y Noviembre de 2005, el valor total del comercio bilateral alcanzó los 36,4 mil millones de dólares aumentando en un 50% en comparación con el valor del mismo periodo del año anterior, mientras que el comercio exterior de Beijing en su totalidad, en el mismo periodo, aumentó en un 36%. Ahora, China ha llegado a ser el tercer socio comercial más grande de la región.

Presentemente, los flujos de comercio comienzan a diversificarse pero aún son de naturaleza marcadamente inter-industrial: ALC es el principal proveedor al mercado chino de soja, cobre, mineral de hierro, níquel, harina de pescado, cueros, azúcar, zinc, estaño, uvas, etc. Beijing, por su parte, destina a esos países manufacturas de diversos niveles tecnológicos (bajo, medio y alto.) En tales condiciones, China y los países latinoamericanos han decidido explorar distintos espacios de cooperación y diálogo además de ir profundizando el vínculo con el comercio cotidiano. Un ejemplo de este Modus Operandi, lo representa la asistencia del Vicepresidente Zeng Qinghong a la primera reunión del Foro China-Caribe(17).

Las nuevas cifras dadas a conocer por la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL) destacan que el comercio entre la R.P.Ch y ALC aumente a $100.000 millones para el 2010. En opinión de Wu Hongying, académica de estudios latinoamericanos del Instituto de Relaciones Internacionales de China: “El país asiático considera a América Latina un eslabón importante en el desarrollo de un mundo con diversas potencias, y necesita importar sus recursos naturales y energéticos así como promover el comercio, las inversiones, y sus intereses diplomáticos”(18). La notable evolución económica china va acompañada por la búsqueda de apoyo político; delegados chinos reconocen que su país requiere apoyo diplomático de la región en sus esfuerzos por reformar el sistema de votación de las Naciones Unidas (ONU), y para lograr respaldo frente a la presión internacional sobre cuestiones de derechos humanos y democracia. De la misma manera, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China busca doblegar la influencia de Taiwán en la región.

Las inversiones chinas en esta región totalizaron los 37.700 millones de dólares con el establecimiento de empresas mixtas o de fondos exclusivos chinos. Según el analista argentino Carlos Moneta: “A corto y mediano plazo, los chinos serán una fuerza de estabilización, en tanto proporcionen un importante mercado nuevo para las exportaciones y los fondos de inversión”(19). Pero el gigante asiático también es observado como un poderoso rival y competidor; en términos de fuerza laboral el reto es extenso para Latinoamérica. El Canciller mexicano Luis Ernesto Derbez manifiesta al respecto: “La imagen de 1.300 millones de chinos enfrentados a casi 500 millones de latinoamericanos en una lucha por puestos de trabajo, inversión, y las riquezas del mercado global ha producido escalofríos en América Latina”(20).

La realidad antes descrita plantea que el desafío de ALC es lograr acuerdos estables, recíprocos, tratando de minimizar las asimetrías existentes. No todo será favorable en los vínculos comerciales entre China y Latinoamérica, pero tampoco se puede negar que esta escalada en las transacciones bilaterales ha servido para dinamizar las exportaciones regionales. Beijing va en vías de ser una superpotencia y como tal, tendrá la capacidad de aumentar la exportación de sus manufacturas elaboradas a muy bajo costo; situación que ya a puesto en alerta a las industrias nacionales latinoamericanas. Pese a la inmensa distancia geográfica y la diferencia del sistema social, los similares sufrimientos históricos y las metas comunes actuales hacen que ambas partes comparten amplios puntos de coincidencia y sus relaciones amistosas y de cooperación tengan expectativas promisorias.

Conclusiones

Las relaciones sino-latinoamericanas actualmente, deben comprenderse, como lo expresa el analista Sergio Cesarin… bajo el contexto del ejercicio histórico de las relaciones bilaterales, multilaterales, y los intercambios culturales”. ALC y la R.P.Ch normalizaron sus relaciones diplomáticas entre los años 1970-1977, y a partir de allí, Beijing adoptó un esquema de apoyo a los países regionales por medio de su retórica de “nunca ser o actuar como superpotencia”; política que buscó respaldo frente a Occidente.

Con el fin de la Guerra Fría, la R.P.Ch debió enfrentar los acontecimientos de Tiananmen, los cuales se presentaron como una de las mayores crisis de la era de reforma. El inmediato clima supuso para Beijing una amenaza a su futuro crecimiento, producto de la conformación de una “coalición anti-China” encabezada por Europa y EE.UU. Amparada en el principio de “no-intervención”, China se lanzó en una ofensiva diplomática sobre la única región que se mantuvo resguarda de opiniones sobre los sucesos del 4 de Junio, América Latina y el Caribe. La inserción china en Latinoamérica se basó en políticas de aproximación e intensificación con los principales Estados y bloques regionales; partiendo de la configuración de su vasto relacionamiento con sus socios del MERCOSUR y del Foro de Cooperación Asia del Este América Latina (FOCALAE).

La regionalización del poder chino y las alteraciones en el sistema internacional, modificaron la política exterior de China hacia ALC. Para inicio del año 2006, se percibe que la diplomacia china va mas allá de la búsqueda de ventajas comerciales, hoy China lo que busca es consolidar sus intereses geopolíticos.


Notas:

(1) PÉREZ LE FORT, Martín: "La República Popular China: hacia la compatibilización entre la seguridad energética y los equilibrios estratégicos regionales. En CHINA Y AMÉRICA LATINA; Nuevos enfoques sobre cooperación y desarrollo. ¿Una segunda Ruta de la Seda? ". CESARIN, Sergio y MONETA, Carlos (edtis). Editorial BID-INTAL. Buenos Aires, 2005. Pág. 127-163.

(2) HIGUERAS, Georgina: "China; La venganza del Dragón". Editorial Península/ Atalaya. Madrid (España.) Año 2003. Pág. 45-90.

(3) RÍOS, Xulio: "China y la diplomacia del petróleo" Revista LA INSIGNIA. Abril de 2006.

(4) RODRÍGUEZ, Carlos Aquino: "El Desarrollo Económico de la República Popular China y su impacto en el Perú y Latinoamérica". Conferencia dictada en el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú. 29 de Octubre del 2002. Pág. 12-56.

(5) CESARIN, Sergio: "China; Potencia Revolucionaria del Siglo XXI". Revista SIGNOS UNIVERSITARIOS. Nº 38, Año 2001-2002. Pág. 5-23.

(6) HAKIM, Peter: "¿Pierde Washington a América Latina?". Revista Foreign Affairs (En Español), Enero-Marzo 2006.

(7) PEREZ LE FORT, Martín, CHACÓN, Alejandra y TORO, Agustín: "El grupo de los 5 de Shangai". En Política y estrategia, Nº 86. Santiago, Chile; ANEPE. Enero-Febrero de 2002. Pág. 77-78.

(8) Ibidém Pág. 4.

(9) DELAGE, Fernando: "La Política exterior china en la era de la globalización". En Revista Cidob d´Afers Internacional, Nº 63. Septiembre 2003. Pág. 12-45.

(10) FERNÁNDEZ LOMMEN, Yolanda: "La economía china en el siglo XXI", Revista BICE, Nº 2676, diciembre 2000. Pág. 2-16.

(11) BUSTELO GÓMEZ, Pablo: "Evolución reciente y perspectiva de la economía China" Revista ICE, Nº 797, febrero 2002. Pág. 34-55.

(12) DERBEZ, Luís Ernesto: "China y América Latina: ¿Rivales o aliados?". Boletín Oficial de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. 2 de marzo de 2006. Pág. 2-23.

(13) Ibidém Pág. 8.

(14) CESARIN, Sergio: "Los intereses estratégicos de China en América Latina". Boletín de RRII. Nº 9, Julio/Agosto 2005. Pág. 1-3.

(15) CHOU, Lui y SZU-YIN, Ho: "La Identidad Chino/ Taiwanesa del Pueblo de Taiwán". Revista Beijing Review. Nº 33. Agosto de 2002, Pág. 34.

(16) RIVERO, Miguel: "La estrategia china en América Latina". Sitio Web; www.cubaencuentro.com. Nº 56, diciembre de 2004. Pág. 34.

(17) CALLEBAUT, John: "La integración global de China depende de sus reformas". Revista Economic Reform Today. Washington, DC. No. 3, 2005.

(18) HONGYING, Wu: "China y América Latina viven una nueva fase en su relación estratégica". Revista Xinhuanet. Agosto de 2005.

(19) MONETA, Carlos J: El sudeste asiático y América Latina. Nuevas prioridades al inicio del siglo XXI". En Pavón, Juan I. y BAGLIONI, Sebastián (edtis). El sudeste asiático. Un Visión contemporánea. BsAs: Edunterf. 2004.

(20) Ibidém Pág. 5.