Chistine Lagarde dirige el FMI

El Consejo de Administración del FMI nombró por consenso, el 28 de junio en Washington, a Christine Lagarde nueva directora general del organismo financiero  internacional. Ocurrió tras la forzada  dimisión de Dominique Strauss-Kakn (DSK), presentada el 19 de mayo.  Lagarde coge el timón del FMI el pasado 5 de julio en plena crisis de una zona euro agobiada por la situación financiera de Grecia, Irlanda y Portugal y con otros países mediterráneos en el punto de mira.

Conscientes de lo que estaba en juego, los gobiernos europeos reaccionaron al unísono proponiendo a Lagarde como la mejor candidata para sustituir a DSK. Desde su creación en 1944, el FMI ha sido dirigido por un europeo, mientras el Banco Mundial lo es por un estadounidense. La rápida reacción europea respondió a la estrategia de Nicolas Sarkozy, Angela Merkel y David Cameron que acudieron a la reunión del G8 del 27 de mayo en Deauville para convencer a Barack Obama y a Naoto Kan sobre la idoneidad de Christine Lagarde para salvaguardar los intereses conjuntos.  Barack Obama también necesitaba llenar pronto un vacío de liderazgo en el FMI que podía afectar negativamente a las urgencias financieras de la zona euro. Pero también a las `provocadas por la enorme deuda de EEUU. Sorprende escuchar a Obama en una rueda de prensa el 15 de julio en Washington afirmar “no somos ni Grecia ni Portugal”.

La crisis financiera de 2008 golpeó el vigente status quo, impuesto en 1944 en Bretton Woods. Pero 67 años después, el mundo es otro. Algunos países emergentes ya han emergido. Los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) ya suman el 22% de la economía mundial. Sudáfrica se ha sumado a este grupo. El mejicano Angel Gurria, secretario general de la OCDE, advirtió que había  llegado la hora de que el FMI fuese dirigido por un no europeo. Todos reclamaban una mayor participación y transparencia en la toma de decisiones dentro las instituciones financieras multilaterales. Pero los BRIC ni lograron consensuar un candidato único debido a la diversidad de intereses que representan, ni tenían los votos suficientes para imponerlo. La candidatura de Agustín Carstens,  gobernador del Banco de México llegó demasiado tarde al envite. Recibió el respaldo de la mayoría de los países latinoamericanos, Canadá y Australia pero resultó insuficiente.

El FMI, compuesto por 24 países y grupos de países, decidió conforme un sistema de votación ponderado en función del peso financiero de cada país miembro. Los europeos suman el 35,6% de los derechos de voto. Asia-Pacífico representa menos del 21%. Y si nos referimos a los BRIC, solo pesan el 12%. Por otro lado, los EEUU disponen del 16,8% y Japón el 6,25%. En teoría, la elección del director general se acuerda por mayoría simple. En la práctica, tras un sistema informal de consultas, se decide por consenso. Un consenso relativo porque hasta ahora ha primado un acuerdo tácito EEUU-Europa que ha otorgado siempre el cargo a un europeo.

EEUU se comprometió a apoyar un proceso rápido, abierto y transparente, basado en el mérito. Es lo que también pidieron China e India. Pero la estrategia europea dio sus frutos. EEUU apostó por Lagarde quien también se aseguró pronto el apoyo de Japón y Corea del Sur. Luego voló a Nueva Delhi, Pekín y Brasilia. Finalmente logró un amplio respaldo. También de Brasil, Indonesia y varios países africanos de influencia francófona.

¿Cual fue la estrategia china? Pekín pidió expresamente la elección de un no europeo. Reclamaba más peso decisorio en el FMI (solo posee el 6,19% de los votos) porque su economía ya concentra el 14% del PIB global. Pero China, más allá de las palabras y los gestos, no presentó una batalla frontal dentro del FMI, donde EEUU y la UE suman la suficiente mayoría en caso de forzar una votación. Finalmente, Pekín apoyó finalmente a Lagarde. La elección del mexicano Carstens le hubiese privado a China el lograr, por ser también un país emergente, uno de los puestos de más alta responsabilidad en el FMI. En cambio, con un director general europeo, Pekín se aseguró para el chino Zhu Min, gobernador adjunto del Banco Popular de China, una de las direcciones adjuntas del FMI. EEUU, con la designación de David Lipton, seguirá controlando el segundo puesto clave en la dirección.

China prefirió concentrar sus intereses en defender el yuan, aún no convertible, que en liderar el FMI. Sabe que el tiempo juega a su favor y que su momento llegará antes de lo que muchos creen. Además, Pekín se muestra cada vez más inquieto por la crisis financiera de EEUU y la UE. Es el primer tenedor de bonos del tesoro estadounidenses y también está apoyado financieramente a la zona euro comprando deuda de Grecia, Portugal e incluso a España, El primer ministro Wen Jiabao confirmó en Londres y Berlín reiteró su compromiso con la zona euro durante su última gira europea de los días 24 al 28 de junio.

Lagarde ha situado la crisis de la deuda soberana como su primera prioridad en su gestión del FMI. Deberá hacerlo con independencia y transparencia, evitando conflictos de intereses, sobre todo en relación a la crisis de la zona euro. También EEUU deberá adaptarse a los nuevos tiempos. Lagarde advirtió a Obama sobre la necesidad de que alcance un acuerdo con la oposición republicana sobre el déficit antes del 2 de agosto.

La UE se jugaba mucho más que su imagen en su apuesta por Lagarde. Pero, cuando acabe su mandato dentro de cinco años, su sucesor en la dirección del FMI ya no será un europeo. Será un director nacido en un país emergente.