En las últimas semanas, el Este asiático se encuentra en estado de tensión debido a problemas de carácter territorial. Esta tensión comenzó el pasado mes de julio, cuando el primer ministro ruso Dmitri Medvédev visitó las islas Hoppo Ryodo (denominadas por Rusia como islas Kuriles), cuya soberanía es reclamada por Moscú. Al cabo de un mes, el presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, visitó la isla Takeshima (“Dokdo” en coreano). Poco después, un grupo de activista de Hong Kong y Taiwán desembarcó en las islas Senkaku (“Diaoyutai” en chino), izando respectivamente las banderas de China y Taiwán.
En las últimas semanas, el Este asiático se encuentra en estado de tensión debido a problemas de carácter territorial. Esta tensión comenzó el pasado mes de julio, cuando el primer ministro ruso Dmitri Medvédev visitó las islas Hoppo Ryodo (denominadas por Rusia como islas Kuriles), cuya soberanía es reclamada por Moscú. Al cabo de un mes, el presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, visitó la isla Takeshima (“Dokdo” en coreano). Poco después, un grupo de activista de Hong Kong y Taiwán desembarcó en las islas Senkaku (“Diaoyutai” en chino), izando respectivamente las banderas de China y Taiwán.
Por tanto, Japón tiene en su contra a todos los países vecinos del Este asiático en torno a estos problemas territoriales, afectándose muy seriamente su relación con Corea del Sur. Por su parte, Rusia y China observan de lejos el desarrollo de los acontecimientos en este estado de antagonismo entre Japón y Corea del Sur. Veamos, por tanto, cómo se desarrollan estos acontecimientos.
El pasado 10 de agosto se celebró el partido de fútbol por la medalla de bronce de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 entre Japón y Corea del Sur, un acontecimiento que provocó un gran entusiasmo y expectativas en ambos países. Tras la victoria surcoreana, un jugador de esa selección, Park Jong-Woo, agitó una bandera surcoreana en la que rezaba que “Dokdo es nuestro territorio”. Por esta acción, que politiza el acontecimiento deportivo y que, por tanto, viola el espíritu olímpico, el Comité Olímpico Internacional le prohibió que participara en la ceremonia de concesión de galardones, razón por la que no pudo recibir la medalla de bronce.
¿Por qué Park Jong-Woo portó esta bandera en ese momento? Unas horas antes del partido se había recrudecido el antagonismo político entre Japón y Corea del Sur por la visita del presidente Lee Myung-bak a la isla Takeshima. Lee Myung-bak es conocido en Japón como una persona prudente, que antepone mantener una buena relación entre Japón y Corea del Sur para favorecer el desarrollo económico entre ambos países a los problemas pendientes, tales como las reclamaciones de soberanía por Takeshima, el santuario de Yasukuni y los libros de texto de historia. Otro aspecto que refuerza esta sensación es que Lee Myung-bak vivió en Japón durante su infancia, siendo reconocido como amigo de Japón en comparación con otros ex presidentes surcoreanos. De hecho, estos últimos años ha logrado mantener una buena relación entre ambos países tanto a nivel político como ciudadano.
Sin embargo, el 10 de agosto, Lee Myung-bak visitó de repente la isla de Takeshima, siendo el primer presidente surcoreano en realizar esta visita. Lee Myung-bak explicó que, durante la cumbre entre ambos países celebrada en diciembre de 2011 en Kyoto, Japón no tomó nuevas medidas para resolver el polémico problema de la esclavitud sexual promovida por el ejército imperial japonés durante la II Guerra Mundial, razón por la que justificó su visita a Takeshima.
No obstante, puede que tuviera otra razón: el partido Saenuri, actualmente en el poder en Seúl, eligió a Park Geun-hye como candidato para las elecciones presidenciales de diciembre próximo. Ella es hija del ex presidente Park Chung-hee, quien restableció las relaciones entre Japón y Corea del Sur en 1965. Por eso, propiciar una campaña antijaponesa provocaría una desventaja política y electoral para ella, aunque en estos momentos las encuestas parecen otorgarles un mayor apoyo con respecto a los demás candidatos del partido en la oposición. Así, Park Geun-hye tendrá que mostrar una postura antijaponesa para mantener estos apoyos.
Atizando la campaña antijaponesa
En este contexto, resulta clave preguntar por qué Lee Myung-bak cambió su postura prudente hacia otra más antijaponesa. Es posible que Lee Myung-bak buscara obtener el apoyo general de los surcoreanos antes de retirarse, intentando así calmar el enfado de su pueblo. En el momento de la visita a Takeshima en julio pasado, el nivel de popularidad de Lee Myung-bak estaba muy bajo. Además, el hermano y el allegado más cercano de Lee Myung-bak fueron arrestados por recibir “dinero sucio”, razón por la que el allegado más cercano de Lee Myung-bak fue interrogado por la policía.
Por tanto, la campaña antijaponesa es la última carta política y electoral destinada a aumentar el apoyo popular a la presidencia en Corea del Sur. Los problemas pendientes entre Japón y Corea del Sur siempre estimulaban el sentimiento nacional y han sido útiles para aumentar las adhesiones generales. De hecho, tras la visita de Lee Myung-bak a Takeshima, la tasa de apoyo al presidente subió del 25,7% al 34,7%.
Aparte de la visita de Takeshima, Lee Myung-bak impulsa con mayor ahínco la campaña antijaponesa. El pasado 14 de agosto, el presidente surcoreano dijo que si el Emperador de Japón desea visitar su país, debe pedir perdón en Corea del Sur a los surcoreanos muertos en la lucha por la independencia. Lee Myung-bak intentaba así ganarse más apoyo del pueblo coreano.
No obstante, sus acciones se enfrentaron con una situación imprevista. La retórica hostil hacia el Emperador de Japón estimula el sentimiento nacional de los japoneses. El primer ministro de Japón, Yoshihiko Noda, inmediatamente reclamó la retirada de estas palabras consideradas ofensivas. Noda también está perdiendo popularidad en un momento en que está produciendo un cisma político dentro del Partido Democrático de Japón, razón por la que tenía que tomar medidas rigurosas. Además, Japón propuso llevar el problema de Takeshima a la Corte Internacional de Justicia. Por tanto, es muy probable que Lee Myung-bak no esperara una reacción tan fuerte por parte de Japón.
El pasado 17 de agosto, Noda entregó a Lee una carta autografiada por el primer ministro informando de que lamentaba lo ocurrido sobre Takeshima y que llevaría este problema a la Corte Internacional de Justicia. Sin embargo, Corea del Sur se negó a recibir la carta, y la devolvió a Japón el pasado 23 de agosto. Se considera extraño este procedimiento, ya que altera la costumbre diplomática. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón se negó a recibir la carta reexpedida, aunque finalmente la recibió un día después. Ese mismo día fue aprobada en la Cámara Baja de Japón una resolución de protesta contra la visita a Takeshima y las palabras de Lee Myung-bak hacia el Emperador de Japón. En la actualidad, ambos países afrontan una situación difícil en sus relaciones y comunicaciones diplomáticas.
Ante esta coyuntura, es muy probable que Corea del Sur cambie su postura. Un momento clave puede ser la expiración en octubre próximo del acuerdo de swap monetario entre Japón y Corea del Sur. Seúl pedía una prórroga del plazo, pero ahora Japón dice que quiere retornar esta discusión a su comienzo. Si Japón no prorroga el acuerdo, Corea del Sur, con su elevada deuda exterior, afrontaría un serio riesgo de inestabilidad financiera. Desde el punto de vista económico, Corea del Sur no puede menospreciar el mercado japonés, por lo que debería superar el antagonismo antes de octubre. Si no, la controversia continuará por mucho tiempo, por lo menos hasta las próximas elecciones presidenciales de Corea del Sur.
En todo caso, quedará el problema territorial de Takeshima. Es muy raro que Japón adopte una actitud severa en su política exterior, sobre todo en cuanto al problema territorial. Al mismo tiempo, Rusia y China están observando de lejos el desarrollo de los acontecimientos, especialmente la posición japonesa. Aunque el antagonismo contra Japón no es favorable para Rusia y China, están apuntando hacia otras islas aprovechando esta oportunidad. Por lo pronto, los países del Este asiático pueden estar ligeramente tranquilos a la espera de propiciar una resolución del problema de la soberanía territorial.