El partido Republicano

En 1861 Estados Unidos habría de adentrarse en una sangrienta Guerra civil por el control del alma de la nación. El partido Republicano, surgido pocos años antes, era expresión de los valores y aspiraciones del Norte. De hecho la elección del primer Presidente emanado de sus filas, Abraham Lincoln, detonó la secesión. El triunfo del Norte lo fue a la vez el del partido Republicano  que durante un largo período resultó predominante, siendo expresión del proceso de expansión industrial, financiero e inmigratorio del país, a la vez que espacio político natural de la población negra. El Sur, agrícola, racista, socialmente conservador, contrario a la inmigración y dado al extremismo religioso sería el coto natural de los Demócratas.

Apartados xeográficos Estados Unidos
Idiomas Castelán

En 1861 Estados Unidos habría de adentrarse en una sangrienta Guerra civil por el control del alma de la nación. El partido Republicano, surgido pocos años antes, era expresión de los valores y aspiraciones del Norte. De hecho la elección del primer Presidente emanado de sus filas, Abraham Lincoln, detonó la secesión. El triunfo del Norte lo fue a la vez el del partido Republicano  que durante un largo período resultó predominante, siendo expresión del proceso de expansión industrial, financiero e inmigratorio del país, a la vez que espacio político natural de la población negra. El Sur, agrícola, racista, socialmente conservador, contrario a la inmigración y dado al extremismo religioso sería el coto natural de los Demócratas.

El segundo de los Roosevelt habría de sacudir el panorama anterior forjando una amplia y disímil coalición. Bajo la misma los Demócratas atraerían a su seno a las masas obreras del Norte y a la población negra, sin por ello renunciar al arraigo de la población blanca del Sur. No obstante, la ola liberal desencadenada en los años sesenta, bajo bandera Demócrata, alienaría al Sur blanco y evangélico y lo lanzaría en brazos del partido Republicano. Lo anterior resultó paralelo a la pérdida de presencia e influencia de quienes tradicionalmente había dominado a este último partido: los conservadores moderados del Noreste. De tal manera los Republicanos pasaban a conformar su nueva columna vertebral en el Sur y en los espacios rurales el Medio Oeste. En ambos casos se trataba de espacios geográficos en donde el cristianismo militante y los valores más conservadores penetraban los resquicios profundos de la sociedad. Curiosamente los relajados californianos se unirían a la columna vertebral anterior en una coalición de conveniencia. La misma, conocida como el “cinturón del sol”,  llevaría a la presidencia a Nixon y a Reagan y giraba en torno al rechazo común a un gobierno federal fuerte.

Llegados los noventa los californianos comenzaron a alejarse de su seno, sintiéndose cada vez menos a gusto con el estilo y los valores propios del Sur y del Medio Oeste. Los Republicanos pasaban a transformarse así en un partido “blanco”, de “tierra adentro”, de fuertes tonos religiosos y de un conservatismo social cada vez más extremo. Según señalaba L’Express International: “A juzgar por los resultados electorales, el partido Republicano pareciera estarse reduciendo a un partido regional, cada vez más dependiente de su base conservadora y religiosa en las zonas rurales del Medio Oeste o en las grandes ciudades del Sur” (4-10 enero, 2007).

Este repliegue del partido Republicano hacia sus espacios medulares no ha venido libre de tensiones y divergencias internas. A fin de cuentas, no por haberse posicionado dentro de un molde conservador crecientemente radicalizado se han eliminado las distintas vertientes del alma conservadora. Lo cierto, sin embargo, es que si bien desde hace varios años Republicanos y Demócratas polarizan al país en parcelas poblacionales equivalentes, la demografía va a contracorriente de los primeros. En un país que cada vez se hace más moreno, amarillo, negro y multicultural los Demócratas tendrán todas las de ganar.