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Nuevas realidades en Venezuela

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La sorpresa electoral de la UPV se presentó en el Municipio Sucre, de millón y medio de habitantes, bastión del chavismo por albergar la popular barriada de Petare. Aquí la oposición le arrebató la alcaldía al chavismo, de la mano del joven político Carlos Ocariz (37 años, centro foto), del conservador PJ.
 

Existen varios escenarios políticos abiertos como consecuencia de las recientes elecciones municipales venezolanas celebradas el pasado 23 de noviembre. Una lectura preliminar da a entender que los principales actores del panorama político nacional, siendo estos el presidente Hugo Chávez y su Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), y la oposición política ahora aparentemente cohesionada en la plataforma unitaria Unidad Por Venezuela (UPV), se han adjudicado, cada uno desde una perspectiva diferente, sendos triunfos electorales y políticos.

La alta participación electoral, superior al 65% un dato inédito en estos comicios en Venezuela, explica también el decisivo momento político y electoral, que fortaleció también el tradicional compromiso democrático de los venezolanos. Del mismo modo, el inmediato y mutuo reconocimiento de triunfos electorales, tanto por parte de Chávez como de la oposición, permitió rebajar saludablemente el clima de tensión.

Con estos niveles de participación electoral, los resultados no dejaban mucho margen de dudas. Comencemos por analizar las ganancias obtenidas por Chávez y el PSUV, los actores políticos que más se jugaban en estas elecciones, definidas prácticamente como un "plebiscito" sobre la gestión de gobierno.

De las 22 gobernaciones en juego (la del estado Amazonas, gobernada por el PPT, no celebrará comicios regionales hasta el 2009), el PSUV se impuso en 17 de ellas: Anzoátegui, Apure, Aragua, Barinas, Bolívar, Cojedes, Delta Amacuro, Falcón, Guárico, Mérida, Monagas, Lara, Portuguesa, Sucre, Trujillo, Vargas y Yaracuy. Con ello, el chavismo lograba un inobjetable y abrumador triunfo.

La hora del PSUV

Una radiografía sociopolítica del voto del PSUV muestra que, salvo el petrolero estado oriental de Anzoátegui, el minero y siderúrgico estado sureño de Bolívar y la turística y occidental Mérida, los demás estados en los que obtuvo la victoria el PSUV son regiones con alto contenido de actividad agropecuaria, con variados problemas de infraestructuras, un cuadro socioeconómico básicamente signado por notables cuotas de pobreza y desempleo, muy necesitados del gasto público del gobierno central.

Estos resultados ilustran cómo, a grandes rasgos, el "chavismo" logró conservar una abrumadora mayoría de gobernaciones, tomando en consideración que en las elecciones municipales de 2004 ganó 20 de las 22 gobernaciones en juego, así como 290 de las 328 alcaldías en disputa, un resultado prácticamente imposible de superar.

En ese momento, el chavismo no contaba con el concurso de un PSUV aún no creado sino que estaba inmerso en una vasta plataforma de partidos diseñados a partir de 1998 bajo el nombre de Polo Patriótico, entre los que destacaban el Movimiento Quinta República (MVR, partido original creado por Chávez en 1997), el partido PODEMOS (escisión del Movimiento al Socialismo, MAS), Patria Para Todos (escisión de La Causa R), y el histórico Partido Comunista de Venezuela (PCV), entre muchos otros.

Tras la reelección presidencial de Chávez en diciembre de 2006, su anuncio de profundizar el "Socialismo del Siglo XXI" con la inmediata creación del PSUV a mediados de 2007 dio paso al primer proceso de escisión dentro del chavismo. En aras de preservar la pluralidad existente en la plataforma chavista y evitar lo que consideraron un proceso de "verticalización política y burocratización ideológica" PODEMOS, PPT y el PCV se apartaron del PSUV para formar un "ala disidente" del chavismo que, sólo en el caso de PODEMOS, se unió a la plataforma opositora.

Por su parte, durante el 2008 fueron frecuentes las disputas verbales y políticas entre el PPT y el PCV con Chávez, hasta el punto de materializarse hace pocas semanas su ruptura definitiva. Las elecciones de 2004 le dieron al PPT cuatro estados: Aragua, Guárico, Yaracuy y Trujillo que hoy han pasado a manos del PSUV. De este modo, el PPT, como "ala disidente" del chavismo aunque sus convicciones ideológicas la acerquen al proceso revolucionario de Chávez, ha sido la gran derrotada en los comicios municipales del pasado 23/N.

La radiografía electoral de 2008 explica cómo el PSUV se está convirtiendo en la gran maquinaria política y electoral a nivel nacional, con pretensiones hegemónicas dentro del escenario político venezolano y con el objetivo central de convertirse en el verdadero motor del proceso revolucionario "socialista y bolivariano" impulsado por Chávez. De este modo, el "chavismo" es hoy y probablemente seguirá siendo en el futuro, el grueso de la militancia del PSUV.

¿Reorganización interna en el chavismo?

No obstante, las disidencias internas y los resultados electorales alcanzados por la oposición son factores que dan cabida a especular sobre si en realidad existe un desgaste dentro del chavismo.

Con una popularidad superior al 50%, Chávez conserva fuertes factores de poder en sus manos. Del mismo modo, su completa implicación y excesivo protagonismo en la campaña electoral de los candidatos del PSUV dan cuenta también de cómo el proceso revolucionario necesita irremediablemente del carisma y la presencia del "comandante Chávez" como motor e impulsor.

Esta perspectiva ofrece inciertos escenarios a corto plazo en el caso de que, hipotéticamente, sea necesario designar un candidato sustituto de Chávez para las elecciones presidenciales de 2012. En dado caso, Chávez ya anunció que no solicitará ninguna reforma constitucional para poder presentarse a otra reelección, aunque dejó abierta la posibilidad para que el PSUV realice la recolección de firmas (se necesita un quinto de los siete millones de votos alcanzados por Chávez en el 2006) para dar curso a la consulta popular sobre la reelección indefinida.

Paralelamente, y tomando en cuenta los resultados electorales del 23/N, es posible una marcada reorganización interna, incluso una purga, dentro del PSUV. Liderazgos tradicionales como Aristóbulo Istúriz, Diosdado Cabello y Jesse Chacón, perdedores en Caracas, el estado Miranda y el municipio Sucre respectivamente, así como nuevas candidaturas como las de Giancarlo Di Martinó (Zulia) y Mario Silva (Carabobo) pueden verse afectados en este proceso de reorganización interno.

De este modo, las derrotas electorales de estos candidatos pueden ser analizadas como una especie de "voto castigo" por parte de la base y la propia militancia chavista hacia candidaturas no tan populares e, incluso, designadas a dedo por el propio Chávez.

Tras los resultados del 23/N, diversos medios afectos al chavismo han insistido en la necesidad de una "profunda autocrítica" en el curso del proceso revolucionario, potenciando las incuestionables victorias electorales del PSUV en la necesidad de ejercer una mayor eficacia en la gestión de gobierno. Con esta realidad, es muy posible que el posible proceso de reorganización interno del PSUV termine persuadiendo a Chávez a impulsar otros liderazgos con mayor arraigo popular, o incluso a fieles seguidores conocidos por la militancia chavista, que le permitan ejercer con eficiencia la nueva etapa que se anuncia en el PSUV.

Puede que en esta coyuntura asciendan personajes como Jorge Rodríguez (43 años), recién electo alcalde del Municipio Libertador de Caracas, el más grande de la capital con poco más de dos millones de personas. Rodríguez es además organizador del comando táctico nacional del PSUV. Anteriormente, fue presidente del Consejo Nacional Electoral y vicepresidente de la República.

Otro liderazgo fuerte dentro del PSUV es el de Adán Chávez, hermano del presidente y ex ministro de Educación, quien ha ejercido como una especie de tutor ideológico e intelectual del presidente venezolano. Adán Chávez ganó la gobernación de Barinas, estado natal de la familia presidencial, lo cual le atribuye la naturaleza de ser un bastión emblemático del chavismo.

Si bien los resultados del 23/N permiten considerar que el PSUV, en su primera gran cita electoral, alcanzó una contundente victoria, resulta imprescindible reseñar cómo la oposición logró también restar espacios de poder al chavismo en estados y municipios políticamente estratégicos.

La resurrección de la oposición

Vayamos ahora al escenario de la oposición política, quien de manera acelerada logró conformar en la mayoría de las candidaturas nacionales en estas elecciones municipales dentro de una plataforma unitaria Unidos Por Venezuela (UPV). Todo esto sin olvidar que más de una centena de candidatos opositores fueron inhabilitados judicialmente para presentarse en estos comicios, entre los que destaca el influyente Leopoldo López (38 años), ex alcalde del municipio capitalino de Chacao, y quien esperaba concurrir como candidato para la alcaldía capitalina del Municipio Libertador.

Esta plataforma incluye a una variopinta composición política de partidos, entre los que destacan Un Nuevo Tiempo (UNT), liderado por Manuel Rosales, rival presidencial de Chávez en el 2006, ex gobernador del Zulia y ahora recién electo alcalde de Maracaibo; Primero Justicia (PJ); Alianza al Bravo Pueblo (ABP); Proyecto Venezuela (PV); Acción Democrática (AD); Movimiento Social Cristiano COPEI; PODEMOS (disidente del chavismo), entre otros tantos partidos.

La inesperada victoria de la UPV en cinco estados, los centrales Carabobo y Miranda, los occidentales Táchira y Zulia, el oriental Nueva Esparta y la Alcaldía Mayor del Distrito Capital, mutando el perfil político de cuatro de los cinco municipios de Caracas, permite intuir que una incipiente "nueva oposición", donde destacan liderazgos sumamente jóvenes, está surgiendo como alternativa política, impulsada ahora tanto por estos resultados electorales como por su victoria electoral al rechazar el proyecto de reforma constitucional impulsado por Chávez en diciembre de 2007.

Estos estados forman parte del denominado "corredor electoral del país", conformado por ocho estados incluyendo la alcaldía metropolitana de Caracas, que concentra el 60% de la población venezolana. En este "corredor electoral", Chávez perdió por mayoría.

La radiografía sociopolítica del voto opositor en estas elecciones da cuenta del siguiente mapa: los cinco estados bajo su dominio controlan el 44% de la población venezolana, siendo estas 12 millones de personas. El estado Zulia aporta el 40% de la producción petrolera venezolana, así como un fuerte componente agropecuario.

Por su parte, Miranda y Carabobo son estados con gran capacidad industrial, peso político y demográfico y fuertes comunicaciones con el interior y el exterior del país. Tanto en estos estados como en la capital Caracas resultó decisivo el voto de las clases medias hacia la oposición y el "voto castigo" de las clases populares chavistas hacia determinados candidatos del PSUV.

Por su parte, Nueva Esparta es un estado básicamente turístico mientras el occidental Táchira es vital por su cercanía geográfica con la frontera colombiana, especialmente en materia de comercio transfronterizo, relaciones bilaterales y problemas de inseguridad ciudadana y secuestros.

Un caso aparte debe analizarse en la capital Caracas, cuyo perfil político se ha modificado radicalmente con respecto a las elecciones de 2004. La oposición pasa hoy a controlar la Alcaldía Mayor con Antonio Ledezma (ABP) así como los municipios de clase media y alta de Baruta y El Hatillo. En el Municipio Chacao ganó un independiente con posibles conexiones opositores.

¿Un nuevo liderazgo?

Ledezma, ex alcalde de Caracas, con prolífica carrera política en el seno de AD, podría cimentar sus posibilidades como candidato presidencial opositor para el 2012 en la medida en que consolide su gestión al frente de la Alcaldía Mayor.

La sorpresa electoral de la UPV se presentó en el Municipio Sucre, de millón y medio de habitantes, bastión del chavismo por albergar la popular barriada de Petare. Aquí la oposición le arrebató la alcaldía al chavismo, de la mano del joven político Carlos Ocariz (37 años), del conservador PJ.

Estas victorias de la oposición dejan varios nombres de líderes ya conocidos en el centro del escenario político venezolano. Son los casos de Henrique Capriles Radonsky (37 años), de Primero Justicia (PJ), ex alcalde de Baruta y ahora gobernador del estado Miranda, una gobernación bajo el control político y económico del chavismo manejado por uno de sus "pesos pesados", el antes mencionado ex gobernador Diosdado Cabello. La victoria de Capriles Radonsky en Miranda tuvo su continuidad con la de Carlos Ocariz en el Municipio Sucre, circunscripción que también está bajo jurisdicción del estado mirandino.

Por su parte, Henrique Salas Feo (40 años) del partido Proyecto Venezuela (PV) alcanzó la gobernación en Carabobo derrotando al candidato del PSUV, el polémico comunicador Mario Silva, y al ex gobernador Acosta Carlez, quien manifestó su disidencia con el PSUV. Es la tercera vez desde 1996 que Salas Feo obtiene la gobernación carabobeña, interrumpida por la victoria chavista en el 2004.

Con ellos, los estados céntricos de Carabobo y Miranda y la capital Caracas manifiestan un eje geopolítico que afinca el dominio de dos partidos, Primero Justicia (PJ) y Proyecto Venezuela (PV), de conformación centrista y liberal, con jóvenes líderes nutridos de la escuela socialcristiana del otrora hegemónico partido COPEI. En este sentido, los liderazgos de Capriles Radonsky, Ocariz y Salas Feo serán determinantes para calibrar si la plataforma opositora mantiene la unidad establecida o se diluye en proyectos políticos personales.

El caso zuliano es aparte, debido a que Manuel Rosales y la UNT han logrado configurar desde hace varios años una hegemonía política en este estado petrolero. Con Pablo Pérez (UNT) como gobernador y Rosales como alcalde de Maracaibo, la UNT espera consolidarse como el partido clave dentro de la plataforma unitaria opositora a nivel nacional. Su afiliación ideológica parece acercarla a la socialdemocracia, haciendo causa común con otros partidos opositores dentro de este espectro ideológico, como PODEMOS, AD y ABP.

La reelección de Morel Rodríguez en Nueva Esparta y la victoria en el Táchira de César Pérez Vivas (COPEI), cuya alcaldía mayor San Cristóbal también la ganó la oposición, completan este cuadro de victorias opositoras, cuyos programas electorales se enfocaron más buscar soluciones a problemas concretos como la inseguridad ciudadana, el desempleo, el aseo urbano y el desarrollo económico, más que enfatizar en un discurso de marcada ideologización.

No obstante, se pueden intuir dos bloques dentro de la plataformas unitaria de la oposición: dos partidos hegemónicos "localistas", UNT con Rosales en el Zulia y PV con Salas Feo en Carabobo; y dos partidos "en ascenso" a nivel nacional, impulsados desde Caracas, como son los casos de PJ con Capriles Radonsky, Ocariz y Leopoldo López, con Antonio Ledezma (ABP) como posible líder de esta plataforma.

¿Qué escenarios a futuro?

Sin compromisos electorales para el 2009, el cronograma electoral venezolano presenta tres citas a mediano plazo: las elecciones legislativas para la Asamblea Nacional del Poder Popular, previstas para diciembre de 2010; las próximas elecciones municipales, probablemente a celebrarse en octubre de 2012; y los decisivos comicios presidenciales de diciembre de 2012.

Los actores políticos se juegan así varias cartas decisivas. Chávez buscará profundizar su revolución socialista, con el PSUV como eje central, a la espera de observar cómo reaccionan otros ex partidos aliados, como el PPT y el PCV, a la hora de reinsertarse en el PSUV o bien manifestar una ruptura definitiva. De este modo, reorganizar al PSUV tras estas elecciones supondrá una tarea inmediata para el presidente venezolano, con la vista puesta en la posible convocatoria a un referendo popular para la reelección indefinida.

No obstante, el cuadro económico venezolano, con un barril de petróleo de menos de $50, dificultará el enorme gasto social del gobierno de Chávez, así como varios de sus compromisos internacionales con países como Bolivia, Ecuador y Nicaragua, en el mantenimiento de alianzas geopolíticas hemisféricas.

Del mismo modo, la dura realidad que supone un alza indiscriminada de la inseguridad pública en Venezuela puede calibrar un mayor desgaste hacia la credibilidad de la gestión gubernamental, escenario que puede ser aprovechada políticamente por la oposición.

Ésta, por su parte, se juega el dilema de la unidad de cara a los próximos compromisos electorales como elemento que capitalice sus recientes victorias electorales. En la medida en que avanzan sus respectivas gestiones en los estados y municipios electoralmente ganados, la nueva dirigencia opositora buscará trazar estrategias destinadas a conformarse como plataforma única para concurrir con fuerza política a las elecciones a la Asamblea Nacional, no sin antes olvidar que esta oposición boicoteó esos mismos comicios realizados en el 2005, al no presentarse alegando presuntas "irregularidades electorales".

Un caso aparte merece la candidatura presidencial opositora para el 2012, esté o no Chávez facultado legalmente para presentarse a la reelección. Aquí debe observarse hasta qué punto existirá una posible concreción de intereses o bien una fractura entre la que podríamos considerar "veterana dirigencia", con Rosales y Ledezma a la cabeza; y la "joven generación" de líderes opositores, con Capriles Radonsky como más visible candidato.

Todas estas variables anuncian nuevas realidades políticas en Venezuela, cuya polarización sigue siendo un eje central de su política. Esta nueva realidad y el impacto de la crisis económica global, en particular de los precios del petróleo, serán variables determinantes que permitirán avizorar el futuro político de Venezuela, así como cuál será el modelo de país que terminará imponiéndose.