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¿Armonía en Washington?

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La experiencia china en el intento de compra de UNOCAL es bien expresiva de las reservas existentes. Cuando el pasado 27 de diciembre, EEUU anunciaba la imposición de sanciones a ocho sociedades que habían vendido determinadas armas y tecnologías a Irán, seis de esas sociedades eran chinas. Beijing no apoya la política de aislamiento tecnológico de Teherán y enmarca su relación con este país partiendo de la consideración de que es un importante proveedor de productos petroleros. Por no hablar del último informe del Pentágono remitido al Congreso que señala con el dedo a China como peligro número uno para garantizar, a medio plazo, la hegemonía mundial estadounidense.
 

Hu Jintao, el presidente chino, afronta este primer encuentro oficial con Bush en EEUU como una gran oportunidad para iniciar una nueva etapa en las relaciones bilaterales que permita aparcar las numerosas desconfianzas y roces que han ido aumentando en los últimos años.

La estrategia china para ablandar las resistencias de EEUU no es novedosa. Se trata de priorizar la atención en los asuntos económicos, dejando a un lado los temas más espinosos. Esta política le ha dado buenos resultados en relación a Taiwán, en el sudeste asiático, o en el Pacífico Sur. Podrá funcionar también en relación a EEUU? Sin duda exigirá una mayor dosis de empeño. Así parece entenderlo también la dirigencia china que, para la preparación de esta visita, ha enviado a EEUU a su vice primera ministra, Wu Yi, e invitado a China a los principales responsables de la política comercial estadounidense e incluso a las voces más críticas con su política monetaria. Con estos gestos, Hu da cuenta de su buena voluntad y amortigua con habilidad algunos descontentos.

Esta política puede recrear una atmósfera bilateral ciertamente positiva, pero poco puede hacer cuando, más allá de los loables esfuerzos subjetivos, la cruda realidad impone su criterio. Washington tiene la mirada puesta en los próximos 25-30 años, cuando el poder económico de China sea ya del todo irreprimible y, para entonces, quiere estar en condiciones de poder influir decisivamente en su conducta internacional. En numerosas regiones del mundo se opera una feroz competencia y sus intereses respectivos difícilmente encuentran un ámbito de cooperación. La experiencia china en el intento de compra de UNOCAL es bien expresiva de las reservas existentes. Cuando el pasado 27 de diciembre, EEUU anunciaba la imposición de sanciones a ocho sociedades que habían vendido determinadas armas y tecnologías a Irán, seis de esas sociedades eran chinas. Beijing no apoya la política de aislamiento tecnológico de Teherán y enmarca su relación con este país partiendo de la consideración de que es un importante proveedor de productos petroleros. Por no hablar del último informe del Pentágono remitido al Congreso que señala con el dedo a China como peligro número uno para garantizar, a medio plazo, la hegemonía mundial estadounidense.

La segunda parte de este escenario se refiere a la protección de las rutas de aprovisionamiento para evitar bloqueos en caso de conflicto abierto, que pudiera surgir por Taiwán. El Pentágono habla del «collar de perlas» que China está construyendo en el Océano Índico, del Golfo Pérsico al estrecho de Malaca, por donde transita el 80% del petróleo que China importa.

Centrar toda la atención en la economía no ha producido tan buenos resultados en el plano interno. Se acaba de reconocer de forma clamorosa en el último período de sesiones del Parlamento, reunido en marzo. La magnitud de los problemas sociales desatendidos es tan grande que puede atragantar el crecimiento chino. Esa lección debe estar sobre la mesa de sus dirigentes. En una relación tan difícil y complicada como la que deben mantener con EEUU, el papel de los intercambios económicos y comerciales es clave, pero no exclusivo, y la proyección de los otros temas es de tal calado que pueden arruinar las expectativas de negocio bilateral. En ese delicado y difícil equilibrio se mueven las relaciones sino-estadounidenses. Y toda prudencia es poca.