60 aniversario armisticio guerra de Corea

Las espadas siguen en alto

Se esperaba un acuerdo entre Pyongyang y Seúl para la reapertura del complejo industrial de Kaesong antes de las conmemoraciones del sexagésimo aniversario de la firma del armisticio en la península coreana. Pero la sexta ronda de negociaciones, llevada a cabo en la víspera también fracasó, quedando sin fijar la fecha de la siguiente sesión.

Apartados xeográficos Península Coreana
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Se esperaba un acuerdo entre Pyongyang y Seúl para la reapertura del complejo industrial de Kaesong antes de las conmemoraciones del sexagésimo aniversario de la firma del armisticio en la península coreana. Pero la sexta ronda de negociaciones, llevada a cabo en la víspera también fracasó, quedando sin fijar la fecha de la siguiente sesión.

La intención de llevar a cabo ejercicios militares conjuntos EEUU-Corea del Sur el mes próximo, alejaría cualquier posibilidad momentánea de acuerdo. En abril, Pyongyang prohibió a sus 53.000 trabajadores regresar a sus puestos de trabajo en protesta por unos ejercicios similares.

La posición de Corea del Sur es tajante: no habrá acuerdo en tanto no se ofrezcan garantías suficientes por parte de Pyongyang de que no volverá a producirse un cierre unilateral de las instalaciones. Pyongyang, por su parte, afirma en el tono habitual que puede gestionar el parque industrial sin necesidad de contar con el apoyo de Seúl y se niega en redondo a indemnizar a las compañías afectadas….

Kaesong, enclave del Norte donde se han instalado un total de 123 industrias surcoreanas, es el último símbolo que resta del acercamiento intercoreano iniciado en 2000. Los sucesos de los últimos meses han conducido las relaciones bilaterales a una escalada de tensión sin precedentes, cediendo uno a uno los puentes arduamente trazados en la última década.

Sabido era que la nueva presidenta surcoreana, Park Geun-hye, se conduciría con menos complacencia ante Pyongyang. Sus gestos de firmeza se ven respaldados por las tibias pero significativas llamadas de atención de China a su aliado, a quien ha reclamado menos gesticulación belicista y más moderación. El vicepresidente chino Li Yuanchao se lo habrá recordado estos días en Pyongyang. China ya tiene bastante con el agravamiento de las tensiones con Japón y en el Mar de China meridional, especialmente con Filipinas.

Por otra parte, dicha actitud se enmarca en un contexto de claro reforzamiento de las capacidades de defensa de Corea del Sur y de fortalecimiento de su alianza con EEUU. El presupuesto de defensa presentado al Congreso para el periodo 2014-2018 incluye una inversión de 1,2 billones de dólares con el propósito de mejorar la capacidad de respuesta asimétrica a Corea del Norte. Entre otros extremos, Seúl proyecta adquirir nuevos sistemas de armamento especialmente idóneos para la interceptación de misiles balísticos. Con el apoyo de EEUU, Corea del Sur ha decidido elevar el tono en una estrategia que aumenta la presión de Washington sobre Beijing.

Kim Jong-un, que aprovechó estos meses de crisis con el Sur para reafirmar su poder interno, debe ahora sugerir propuestas para desbloquear la situación y ablandar la intransigencia de Seúl. No lo tiene fácil. La huida hacia delante de anteriores ocasiones no parece la mejor opción. China, preocupada por la creciente militarización de las tensiones de la región, puede insuflar aquel espíritu constructivo que aporte estabilidad a la península. Una nueva prueba para su hipotético liderazgo.