Licenciado en Dereito pola Universidade Central de Venezuela, é doutor en Relacións Internacionais pola Escola de Diplomacia e Relacións Internacionais de Xenebra e conta cun máster en dereito internacional e economía internacional pola Universidade de Pensilvania e a Universidade Central de Venezuela, así como un posgrao en diplomacia e dereito do petróleo pola Escola Nacional de Administración (Frania) e a Universidade de París II.
Diplomático de carreira xubilado. Ata a súa renuncia ao Servizo Exterior de Venezuela, despois de longos anos no mesmo, exerceu como embaixador en Estados Unidos, Reino Unido, España, Brasil, Chile, Irlanda e Singapur, ademais de director da Academia Diplomática do seu país.
É autor de 20 libros e coautor de 15, así como autor dunha trintena de artigos publicados en revistas académicas revisadas por pares, a gran maioría delas sobre relacións internacionais. Algúns dos seus libros gañaron premios internacionais.
Xubilouse da Universidade Simón Bolívar de Venezuela co rango de Profesor Asociado. Tamén foi profesor visitante nas universidades de Princeton e Brasilia e profesor en liña na Universidade de Barcelona. Serviu como asesor académico da Universidade de Westminster e foi dúas veces bolseiro residente no Bellagio Center da Fundación Rockefeller.
En nuestro anterior artículo "Biden: el factor edad en perspectiva" comentábamos las razones por las cuales, a pesar de que tendría 82 años al momento de iniciar un segundo mandato, Biden busca la reelección. En este, buscamos explicar las posibilidades de éxito de su candidatura y de su eventual presidencia. Las preguntas a responder son, por tanto, las siguientes: ¿Es la candidatura de Biden un error? ¿Estaría Biden en condiciones de ejercer un segundo mandato con lucidez y buenos resultados?
La edad y aparente fragilidad del Presidente Biden se han convertido en un importante tema de campaña. Cierto es que en las elecciones de 2020 nunca se comprometió a no buscar la reelección es caso de ser electo, lo cual hubiera diluido de manera importante su poder. Sin embargo, si dio a entender que la suya sería una presidencia de transición, un puente hacia las nuevas generaciones de su partido. Aunque poco después de ser eventualmente reelecto cumpliría los 82 años, Biden ha optado por convertirse en el portaestandarte de su partido de cara a la nueva contienda electoral. La pregunta obvia es: ¿Por qué lo hace?
En un reportaje reciente del New York Times se hacía referencia a una conversación sostenida en 2015 entre Elon Musk y Larry Page, fundador y durante varios años timonel de Google. La misma, presenciada por una treintena de personas, giraba en torno al futuro de la Inteligencia Artificial (IA). Mientras Musk expresaba su temor de que la IA pudiese liberarse del control humano y llegar a destruir algún día a la humanidad, Page insistía en un futuro en el que los humanos se fusionasen con las máquinas de IA. Al caldearse la discusión, Page acusó a Musk de dar prioridad a la especie humana por sobre las formas digitales de vida del futuro. Para el fundador de Google, el colocar a la humanidad por encima de la IA era, al parecer, expresión de clara miopía intelectual (C. Metz, K. Weise, N, Grant and M. Isaac, “Ego, Fear and Money: How A.I. Fuse Was Lit”, The New York Times, December 3, 2023).
El retorno a una política aislacionista, en el marco de sus relaciones internacionales, es siempre una opción latente en los Estados Unidos. Tal tipo de política prevaleció en ese país entre el final de la Primera Guerra Mundial y el comienzo de la Segunda. Durante ese período, la mayoría de los estadounidenses no quiso vincularse a la Liga de las Naciones, ni involucrarse con los graves acontecimientos que sacudían a Europa y a Asia.
China busca erigirse en gran árbitro de paz en el conflicto de Gaza. En palabras de Xi Jinping es necesario encontrar una solución “duradera, justa e integral” a dicho enfrentamiento y a la histórica confrontación entre israelíes y palestinos. Ello se enmarca dentro de sus iniciativas de “Seguridad Global” y de “Civilización Global”, las cuales persiguen definir un orden internacional post-Occidental, alejado de los parámetros estadounidenses.
Hoy día presenciamos una Guerra Fría entre China y Estados Unidos, así como un acercamiento cada vez mayor entre India y Estados Unidos, producto de las tensiones crecientes entre el primero de ellos y China. Bien valdría la pena recordar cuan distintas lucían las cosas hace poco más de diez años. A finales de la primera década de este siglo, en efecto, se hablaba extensamente sobre dos contracciones que, a juicio de muchos expertos, habrían de guiar a la economía del siglo XXI: Chimérica y Chiindia.
La monarquía española pudo haberse quedado a cargo de parte importante de Hispanoamérica después de la independencia. En dos de los tres principales escenarios de las luchas de emancipación ello pudo haber ocurrido. Los tres escenarios fueron los de Bolívar en el Norte de Suramérica, San Martín en el Sur y el de los independentistas mexicanos. Mientras Bolívar fue un republicano convencido, tanto San Martín como los mexicanos (a los cuales se unieron los centroamericanos), propusieron que la Casa Real española se hiciese cargo de las nuevas naciones. Ello, desde luego, respetando la soberanía de estas últimas frente al Estado español mismo.
La guerra de Afganistán contribuyó de manera decisiva al agotamiento económico de la Unión Soviética y a la necesidad de adentrarse en un proceso de reformas que condujo a la implosión de su sistema. Osama Bin Laden, quien jugó un papel protagónico en la yihad islámica que enfrentó a los soviéticos en Afganistán, quiso repetir la misma experiencia en relación a Estados Unidos algunas décadas más tarde.
Donald Trump contagió a su partido con el estigma de su radicalismo, reduciendo a este a una mezcla de paranoia, resentimiento blanco y populismo autoritario. Más aún, erosionó hasta los tuétanos la fe de los Republicanos en las instituciones y en la democracia misma. Pero más allá de haber contribuido de manera decisiva a acrecentar la fractura horizontal de la sociedad estadounidense, fue responsable de llevar la credibilidad de su país ante sus aliados europeos, asiáticos y hemisféricos, a mínimos históricos.
No lapso que traballamos entre o IAR 2021-2022 e o IAR 2022-2023, aínda atordados pola pandemia e os confinamentos globais de 2020-2021, simultaneamos 15 meses de Guerra coa ameaza do fin da globalización tal como a coñecemos... Alfredo Toro Hardy achéganos a esta fotografía.
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